domingo, 9 de junio de 2013
Y en el momento en el que estábamos en la pista, eramos inmortales. Estábamos rodeadas de gente pero a la vez solas, eramos únicas. La observé bailar sin pararme. Era preciosa, se balanceaba de un lado a otro sin parar y... fue mágico, en ese momento sus ojos negros me miraron y supe que la quería para toda mi vida.
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