Cuánto amor me queda por darte,
dulzura que podría regalarte
de no saber que
todo lo que sale de mi boca
tiende a quemarme.
No me empalagaban los versos de amor siempre y cuando no fuera yo quien los escribiera y tú quien fueras a leerlos más tarde. Siempre fui más de hacer guiones de películas y plantárselos a mi vida. Guiones de vida, y poner con ello, los acentos y las comas donde me diera la gana. Y luego me perdería en el mar.
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