sábado, 12 de diciembre de 2015

Como las peras a los peróxidos.

Será que me estoy haciendo mayor, será que me están enseñando a ser moñas, será todo o tú.
Lo único que sé es que cada vez me gustan menos las cervezas sin ti.
Pero es que bendita la complicidad que tenemos. El poder estar, y reír, y hablar. El sentir que estás mas cerca que nunca. Que nada ni nadie nos puede.

Será la Navidad que me pone nostálgica, y los villancicos en coros por la calle que me hacen soltar varias lagrimillas. Serán los sofocones y el no sentirme panda hasta la mitad del día.

Pero bendita la alegría que contagias, joio.

Porque últimamente estoy comenzando a aprender a valorar las cosas simples. Las cosas sencillas. El sol en tus ojos, el reflejo de tus hoyuelos en los míos... Así porque sí. Y he comenzado a darme cuenta, tambien, de que... pa´que te viá decí que no, si sí. Como en ese libro que tan engachada me tiene. El mismo que me dejas leerte.

Y sigo soñando, sigo apostando por lo que creamos todos los días. Siendo tan diferentes, siendo tan de nuestra madre y nuestro padre, pero es que más que la horrible palabra que comienza por n, te siento mi amigo, mi compañero, mi confidente, mi apoyo, y es la sensación mas hermosa que he recorrido mi piel en diecisiete inviernos.

Te quiero tanto, que cualquier día reviento.

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