Se despertó media hora antes de que sonara el despertados con una energia totalmente diferente y se acercó a la ventana... ¡Hacía sol! El cielo estaba completamente azul y sin una sola nube, adoraba los días así. No pudo evitar pensar en el chico de la noche anterior. ¿Quien era ese tío? No creía en las casualidades pero si no asumía los acontecimientos del día anterior como tal se volvería loca.
Puso la cafetera en el fuego y le llegaron ruidos de la habitación que compartía pared con la cocina. Sonaban golpes secos. En esa habitación dormía Amalia. Antes de que Olga pudiera preocuparse entró Celia en la cocina.
- ¡Buenos días! - medio gritó. ¿Es que esa chica no paraba de sonreír nunca?
- Buenos días Celia. ¿Que tal has dormido?
- Bien, pero no me he despertado tan bien como ella.- e hizo un gesto significativo a la pared.
Olga se ruborizó preguntándose cómo podía ser tan ilusa para algunas cosas. Celia se rió por lo bajo, "chica tímida la nueva" pensó, se dispuso a encender la cafetera pero se le habían adelantado.
- ¿Te ha sobrado café?
- Si, coge lo que necesites.
- Gracias.
Y la miró mientras arrastraba los pies lánguidamente hacia su cuarto. Celia se echó un café rapido y miró la hora. Ya llegaba tarde. El metro no esperaba por nadie. Se lo acabó de un buche y se lanzó a la ducha.
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