Que en ocasiones la gente te abre su alma, y esa noche ella abrió dos, la suya y la mía. Y que cuando la sentí llorar, cuando sentí las convulsiones de su espalda en mi pecho, volví a sentirla mía.
- Te tengo, y siempre lo voy a hacer, por mucho que tires y aprietes para irte o para quedarte, siempre voy a estar aquí.
- Aprieto para quedarme.
- Lo sé, y aunque apretarás para irte no te dejaría.
- Eres lo que faltaba en mi vida.
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