De los pies a la cabeza, sin ninguna sutileza... ¡Qué mas!
Le grite mirándole a la cara, el desvió los ojos y en un gesto extraño se marchó.
Odiaba cuando se enfadaba de esa manera conmigo, lo odiaba tanto. Lo odio tantísimo.
Que necesito que me sonría y saber que voy bien, no que ponga caras de sorpresa y me desnude con la mirada sin dignarse a tocarme si quiera.
Cuando le dices a alguien una frase de broma, y esa persona la toma en serio te sientes mal.
Sobre todo cuando eres tú la que queda mal al final de todo. Las cuerdas vocales deberían tener un filtro y así la cabeza no debería de arrepentirse nunca de lo dicho.
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