martes, 21 de mayo de 2013

Conversaciones conmigo misma.

En ese momento las piernas le fallaron y cayó desplomada al suelo.

- ¿Estás bien?

Oyó que una voz le hablaba pero ella no quería saber más, solo quería dormir, rogaba a Dios que la dejase descansar una noche sin pensar en él. Pero Dios se había empeñado.

- ¿Ya estamos en las mismas? - preguntó una voz dentro de su cabeza.
- ¿Qué te pasa ahora? Estoy desmayada, déjame en paz ¿no? - se contestó a si misma. - Ni si quiera medio muerta puedo encontrar la paz que tanto ansío.
- El problema es que la guerra te la das tu misma, te empeñas en echarle las culpas a Dios sin saber que eres tú la que no te deja dormir, es tu cabeza, soy yo misma hablándote ahora. ¿No has pensado en suicidarte? Quizás así nos callaras.
- ¿¡Suicidarme!?
- Si, porque tu vida es, según tú, una mierda, no le ves sentido a nada de lo que haces ni de lo que dices, no te esfuerzas por superarte a ti misma, estás perdiendo esta guerra por muchas batallas que hayas vencido anteriormente, no te sirve de nada. No eres capaz de sonreír por y para ti, dependes de la comida o del tabaco, o de un ordenador para escribir lo que no te atreves a gritarle a el simpático a la cara... ¿Ves? Ni si quiera eres capaz de poner su nombre aquí. Has tocado fondo, y no vas a salir. Suicidate.
- ¿Sabes? Puede que tengas razón, puede que esté mas cansada de lo normal, que este mal tiempo me amargue pero... ¿Sabes que te digo? Que soy una luchadora, y que amor mío, cabecita loca, Rocío, cuando toco fondo lo único que sabemos hacer las luchadoras, es salir a flote.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cuidarte también es proclamar que no puedes.

 No puedo sola.  Esto es demasiado complicado.  Necesito ayuda.  Qué buen día para estar orgullosa de todo el progreso que he hecho.  ¿Qué e...