Será que los domingos me inspiro, o que las gotas que corren por el cristal en pleno mayo me hacen rememorar domingos más tristes, dónde lo único que quería era verte por encima de todo y todos, será porque vengo a hablaros de amor, pero aquí estoy otra vez, pegada a la pantalla y empezando a escribir algo que, como la mayoría de las veces, no he pensado mucho y no sé como acabará.
Puedo contaros algo de mi vida, por si os interesa leer. Estoy en el salón, cansada, ayer fue un buen sábado, me lo dice el simple hecho de que no puedo poner la música muy alta porque me va a reventar la cabeza o que me duele todo el cuerpo por no haber dormido en mi cama.
No estoy muy segura de lo que hice ayer, ni de quien vi ayer ni de si llegue a casa con las medias rotas, porque volví sin medias. Solo sé que los momentos en los que me dio por escuchar y me escucharon, en esos momentos tuvieron lugar conversaciones hermosas, de las que no me olvidaré ni arrepentiré en la vida.
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