Lo mataron. Ya no hay más.
Lo han matado y no sé cómo voy a seguir.
Me cuesta respirar.
Me asfixio.
Ya no habrá risas en el salón.
No estará la bañera preparada cuando llegue de trabajar.
No habrá días rosas que hagan que los grises sean menos grises.
Porque ya da igual, no hay color.
Lo han matado.
Vuelvo a asfixiarme.
No puedo hilar dos pensamientos sin que otro crujido
amenace a mi pecho con romperse.
Me siento tan mal.
No debería sentirme tan muerta
si es a él a quien han matado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario