Se contentaba mirando brillar a otros porque no se sentía comoda en el objetivo de la cámara. Se sentaba a esperar imaginando su sueño lejano a ella sin saber que estaba en sus propias manos, que su historia no la estaba escribiendo yo, la estaba escribiendo ella misma, cada batalla, cada derrota y cada victoria.
Se limitaba a decirse a si misma que no era lo suficiente buena, que su pelo era así porque le había tocado sufrirlo, y lo sufría. Se preocupaba por su mala letra y decía que era desordenada tomando apuntes sin darse cuenta de que en la entropía del universo se desenvuelven mejor los que que estan acostumbrados al caos.
Se acostaba tarde mriando las estrellas entre papeles que no le gustaba leer. Pero lo hacía porque creía que era su obligación ser la mejor, y cuando no lo hacía se sentía incompleta.
Ella no se daba cuenta de que no era perfecta, pero yo tampoco, ni nadie de los que la rodeaban pero que todos la queríamos como ser único y esplendido que es.
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