Y es que el encaje de sus medias pedía a gritos que alguien se lo arrancara, sin embargo su cara... su hermosa cara, que hacer con esa chica que tantos problemas dio y que ahora venía a buscarme llorando a moco tendido, como cuando niñas jugábamos nos raspábamos las rodillas y nos caían las lágrimas a más no poder (¿?).
Yo tampoco era mejor que ella, mi vida también había cambiado solo que yo siempre había sabido disimular mejor, el "saber estar" me lo inculcaron en las sienes a base de miradas furiosas que acababan en reprimendas en casa. Y tampoco era tonta pese a no ser una lumbrera, aprendí, con el tiempo, aprendí.
Era una de esas veces en la vida en las que tenía muchas opciones posibles, decirle que se fuera por donde había venido era una apetecible, pero no la que mas, no se si me movía el morbo, la curiosidad o el que yo creía inexistente cariño hacia ella y la dejé pasar, nos sentamos y empezamos ha hablar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario