Cuando no hay nada que puede saciarme, cuando no tengo donde refugiarme ni donde buscar calor vengo aquí  Mis cascos y esta pantalla me han salvado tantas veces que creo que es un buen remedio contra el suicidio... físico, porque psíquicamente muero cada noche que no estoy a tu lado, y me revienta. Y sin embargo con todo el vocabulario que tengo sé que cuando te tenga delante me guiñarás un ojo y no habrá palabras que puedan decir lo que estarán gritando mis ojos.

Y sé que un día te encontraré y me encontrarás, sé que en ese momento tú solo serás tu mismo y yo solo seré yo. ¿Y que mas da?

Para cuando llegue ese día mi cerebro estará consumido de todas las veces que lloré con unos cascos en los oídos y deje la mente en blanco por ti, por tu culpa. Por y para ti.  Todo tu.

Y el autodestrozarme no me sirve de nada si no vienes luego a levantarme del suelo, secarme las lagrimas mezcladas con maquillaje y bajar el volumen de aquellas canciones que tanto me recuerdan a ti, minutos y más minutos de agonía, cada nota es una puñalada que se clava honda. Deseando estar contigo, deseándote.

Tus recuerdos se entremezclan con otros y mi cabeza es un caos y es entonces, cuando la música rompe y no soy yo. Y ya no hay tinieblas porque todo es oscuridad, y energía, me atrevería a llamarlo magia si no supiera que ibas a calificarme de loca.

Que todo esto, es por ti. Que mis sueños, se basan en la forma en que ves las cosas. Que me das asco y luego me doy asco a mi misma y me siento saturada. Y me tengo que obligar a parar. Lo siento.

Por que mi peor muerte sería que te olvidarás de mi.