miércoles, 7 de noviembre de 2018




Tener la oportunidad de decirlo todo y quedarnos en nada. 
Sentir piel sobre la nuestra, resbalando. 
¿Quien eres? 
No lo sabrás hasta que mueras, 
y en ese instante no lo podrás arreglar. 

Todo te turba, te preocupa, te daña. 
Todo te importa demasiado. 
¿Quién dice cuándo es demasiado? 
¿Quien nos cree al decir que no podemos mas? 
Nos hacen un favor, o por el contrario 
nos hunden: depende...

De ti. 
Siempre siempre dependerá de ti. 
Porque tú pilotas. 
Y no entiendo la manía de mirar al frente en lugar de buscar 
a nuestro alrededor
una mirada cómplice que sea capaz 
de aliviar nuestras cargas. 
Esas que no queremos reconocer. 

¿Qué te han hecho? 
Y los ojos soñadores que llegué a sentir míos.
¿Dónde estás? 
Te vas lejos y no entiendo la huida.
Vienes de lejos, pero no has vuelto.
¿Por qué has terminado así?
Contéstame. Porque el mirarme al espejo y verte así me asusta. 
Me asusta tanto que he dejado de mirar escaparates, 
que no me interesan las luces
que la vida parece otra. 

Mas fría, menos fiera. 
Como una tarde cualquiera de miércoles. 
¿Qué nos habrán hecho los miércoles para que los ignoremos tanto? 


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