- A ver Manolo, ponte en mi situación, como quieres que arregle las cosas con mi mujer con lo mal que está todo. Sabes que con los niños en casa una boca más que alimentar y yo sin trabajo no puede ser.
- ¿Pero te estás oyendo?
- Claro que me estoy oyendo, los que no nos oyen son los de arriba, hijos de puta, con los cochazos y los sueldazos. Un petardazo al parlamento y al carajo todo.
- Tanto ejercito "pa´fuera" lo que tienen que hacer es arreglar las cosas por aquí dentro se creen que van a cambiar el mundo.
*Pasan dos monjas agarradas del brazo y la cabeza agachada*
- Y esta es otra. Tanta iglesia tanta polla.
- Les quitaba los conventos y a la puta calle como los demás españoles.
La chica los siguió mirando mientras ellos divagaban de las cosas que querían hacer. Le hacían gracia hombres como esos. Había muchos en el mundo. Los hombre se percataron de su expresión.
- Muchacha, ¿Tu que piensas?
- Con el debido respeto, "Señor" que sepa usted que me parece una perdida de tiempo lo que están haciendo aqui. Estan como miles de Españoles, Griegos o gente de cualquier otra nacionalidad en la que el país tenga una situación tan horrible, deciden hablar entre ellos en vez de proponer ideas, soluciones, ¿Creen ustedes que van a cambiar algo aquí y ahora? Si tan seguros están de sus capacidades como gobernantes, ¡Hagan algo! Y por algo no me refiero a usar bombas, meter al país en guerra otra vez o matar a cualquiera que se interponga en su camino, cuando quieres cambiar el mundo es más fácil una sonrisa, un gesto amable o el simple hecho de darte a otra persona. Dejen de hacer el imbécil como lo están haciendo, no se ofendan... Bueno, ahora que lo pienso, sí, ofendanse. Lo vuestro no tiene otro nombre.
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