- Un gato mojado te está mirando.
- ¿Está mojado? ¿Por qué no le abres la puerta de la terraza para que entre?
- Porque estoy demasiado bien aquí contigo, abrazados, ¿no es esto lo que siempre has dicho soñar?
- Sí, pero no a costa de la felicidad de otros.
- Un gato no puede ser feliz.
- ¿A no? ¿No puede?
- No, vamos, al menos que yo sepa los gatos son animales sin sentimientos.
- Me refería a mi propia felicidad al saber que hay alguien pasando frío ahí fuera, y está en nuestras manos hacer algo por ayudar.
- Eres hipócrita, hay mucha gente ahí fuera pasando frío, calor, sed y hambre, simplemente porque no los ves no te acuerdas de ellos.
- ¿Pero vas a dejar entrar a nim?
- ¿Qué? ¿Nim?
- Sí, ya tiene nombre, cuando le pones nombre a algo te pertenece. Así que acepta que es tuyo al igual que has aceptado, al cabo de los meses, que yo soy tuya también, y sé que soy mucho más difícil de llevar que un gato.
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