"Cuando se unían sus cuerpos, se convertían en uno.
Hacían la cena y se terminaba quemando mientras follaban en la mesa de la cocina.
Cada sofá de la casa los había visto acariciarse.
Entraban juntos a la ducha, mojados antes de entrar.
Cada pared sentía su sudor. Se escalaban a besos el cuerpo.
A mordiscos el cuello. Lamiendo sus pechos.
Solo eran dos, no necesitaban más.
Con mirarse se excitaban.
Y se pasaban los días riendo.
Siempre estaban perdidos. Perdidos entre ellos. Y el calor..."
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