lunes, 30 de mayo de 2016

Recuerdos de un verano sin sol.

Enfádate, cuanta mas rabia, mas sabia. Desgárrate y chilla todo lo que puedas. Creo que sigo enfadada conmigo misma por una situación que yo provoqué... era guapo, hasta decir basta, inteligente, interesante... sabía dónde encaja su mano en tu espalda. Leía entre lineas mis caderas y las acompañaba al ritmo de la música.

¿Qué pasó ayer? ¿Qué locura fue la que inundó nuestros cuerpos cuando no podían mas? 
El último, perdón, el penúltimo tequila (que siempre es el penultimo, joder) fue la clave. 

Y hoy, con la resaca solo puedo lamentarme de ser yo. Solo puedo lamentarme de no ser alguien ruin y desinteresado por los intereses de los demás. Si la situación fuese distinta... de hecho, me corrijo, la situación fue hermosa. 

Siempre he brindado por los amores a primera vista, esos que ves un periodo de tiempo muy corto, te enamoras y no lo ves mas. Pues hoy brindo por el amor  alma-alma, ese en el que conoces a una persona, sabes que es una noche, pero vuestras almas encajan y vuestros sentimientos pueden leerse en vuestras caras. Quizás, por saber que no va a ninguna parte, que no sería fructífero, quizás por saber que sería un amor imposible te arriesgas y aceleras el coche cuando vas a tirarte por el acantilado...


Hoy brindo por la conexión de dos almas que no necesitan, si quiera, un beso. Dos personas que no necesitan rozar sus labios para saber que son el uno para el otro. Que están enamorados.Y no digo esto por que sí, no hablo de esto sin razón, lo cuento porque ayer, Daniel me tocó con los labios el alma y me dejo enamorada de él, para el resto de mi vida. 

@Defreds.

Crees que todo va bien, 
que lo que tienes es felicidad. 
La costumbre del amor  
cuando ya no te lo esperas
porque tu vida tiene un camino marcado.
En la situación más rara e inesperada, 
aàrece alguien que te lo desvía al cielo. 
Que todo da un vuelco. 
Tu mundo patas arriba. 
Las bragas mojadas de nuevo. 
Tu corazón otra vez excitado. 
Temblar. Dudar. 
Y la sonrisa marcada en la boca. 

domingo, 29 de mayo de 2016

Es muy difícil llegar a cierta edad bien conservado. Sobre todo para las mujeres, que tenemos mucha mas presión en este tema. Nos bombardean desde que somos pequeñas revolucionarias para adaptarnos al molde que le gusta a la gente. Pero ese molde es el que nos hace feliz. 

Es muy complicado, y me da bastante pena, la gente que descuida su cuerpo, la gente que pasa del tema y vive centrado en otras cosas que realmente no van a darte tanta satisfacción como tener un cuerpo en condiciones. Imaginaos con 50 años y un cuerpo en el que no queréis estar, un cuerpo que no os habéis trabajado... que tristeza. 


Pero es que no nos damos cuenta de lo complicado que es, los años de trabajo que conlleva cuidar la barriguita de haber estado con tus amigos disfrutando de unas cervezas o de una buena comilona frente al mar. Lo que cuesta que te salgan las arrugas en las comisuras de los labios de tanto reír. Las patas de gallo... benditas patas de gallo ¡Quien las tuviera! Son el tatuaje de haber sonreído al mundo, de vivir con alegría, de sentir y ser tú. Además estoy deseando contar mis varices, de las largas horas en la calle paseando con tacones por cualquier ciudad con buena compañía. Estaré encantada de tener lunares por haber pasado mucho tiempo bajo el sol, y de tener canas y no teñirme, símbolo de la pureza de tener la conciencia tranquila.Y también seré feliz cuando mi cuerpo acumule mar en forma de estrías, signo de que he dado vida y soy plena. 

Qué difícil es llegar a ciertas edades con el cuerpo bien conservado... una suerte que muy pocos tienen.

jueves, 19 de mayo de 2016

Porque no va de eso y no lo vemos.

Siempre nos han exigido mucho. Todos, la sociedad, nosotros mismos, nuestras familias... Se una buena persona, saca buenas notas, estudia una buena carrera, ten una buena imagen, se cortés, se buena pareja, se buena hija, se buena madre, se buena mujer, se buen hombre, se buen padre, se un buen trabajador o trabajadora. Compórtate. Esfuérzate. Ten un buen cuerpo, come sano, se vegano, pero adaptate. Tienes que saber estar, saber hablar, decir, pensar. Comunícate en varios idiomas, uno no es suficiente. Estudia más. Tienes que ser el mejor de tu equipo, grupo o promoción.


Y cuando no cumplimos esas expectativas, cuando los problemas físicos nos asolan y decidimos dejarnos respirar y comenzar a ser felices, aparece una vocecita en nuestro interior que nos dice algo así como... ya claro, es mas fácil engañarte que esforzarte un poco más. Y ahí comienza el circulo vicioso de nuevo, hasta que mueres. Y entonces ya no podrás ser buena persona, sacar buenas notas, estudiar una buena carrera, encontrar un buen trabajo donde ganes mucho dinero y estés pocas horas, no podrás tener una bunea imagen ni ser cortés... porque estarás muerto. Y sabes a quien van a importarle todas esas cosas que te exigían ellos y tu... ¿? A nadie. Porque la vida, no va de eso.

@jgomezsantander

Era agosto o septiembre de 1997 y a mis padres les habían dicho que mi hermano se moría. Llevaba toda la vida en silla de ruedas y a los 16 le había brotado un cáncer en la garganta. Tiroides. Le quedaban semanas. No pudo suceder en un momento más raro. Nosotros vivíamos en una casa que habían ido construyendo mis padres mientras vivíamos en ella. Y una de las pocas cosas que quedaba por hacerse era la rampa. La rampa que le iba a permitir a mi hermano salir y entrar de casa sin ayuda se iba a construir cuando los médicos lo habían desahuciado.
Imagino a mis padres en su dormitorio aquellos días en un qué hacemos que no se atreverían ni a preguntarse. Los imagino mirándose a los ojos y decidiendo, al fin y al cabo, si se rendían. Si asumían que no tenía sentido construir aquella rampa enorme que rodeaba la terraza.
Entonces hicieron algo absurdo, algo hermoso, algo de padres: decidieron construirla. Fue un sábado, un sábado de verano en el que la hormigonera, vieja, verde, de hierro y de gasoil, empezó a sonar muy temprano. Mi hermano se moría en el hospital, pero mi padre, el Chichi, que nunca faltaba, mis tíos y yo, con 14 años y una camiseta de Pryca, estábamos allí. Sin hablar. Oyendo la hormigonera. Paladas. Arena. Piedras. Y algún gemido mío al levantar los sacos de cemento.
Entonces, ocurrió. Eran las ocho de la mañana y empezaron a salir hombres de todas las casas. Acudían al sonido de la hormigonera. Hombres de 40, de 50, 60 y 70 años bajando con ropa de trabajo. Los recuerdo poniéndose guantes, incorporándose al tajo sin preguntar, pasándome manos enormes por la cabeza a modo de saludo. Todos los vecinos de Lluja, que así se llama mi barrio, diciéndole al cáncer de mi hermano que todavía no, que aquella tarde, en el hospital, podríamos contarle que había venido todo el barrio: «Todos, Ricardo, han venido a hacer la rampa». «¿Ya está hecha la rampa?». «Ya la tienes, para cuando vengas a casa».
Nadie supo explicar cómo, mi hermano empezó a mejorar después de aquel día. Y vivió casi un año más. Un año en el que a veces pudo usar la rampa sin ayuda y otras hubo que empujarlo. Cuento esto tan íntimo porque desde entonces, cuando vienen mal dadas, me digo que hay que construir la rampa. Porque, para mí, esos hombres viniendo significan la palabra barrio. Porque en Lluja nunca nos han dejado sentirnos solos. Porque esa mañana de hace casi 20 años contiene todo lo que me enamora del ser humano.

jueves, 12 de mayo de 2016

El miedo solo te avisa de que merece la pena hacerlo.

Sopla viento de nuevo, ya no sabe si es fuera o dentro. Solo que hace ya tiempo que ha dejado de sentir frío. También ha dejado de escribir sobre el invierno. Ya no interesa la muerte.

Desde que ha confesado se siente tranquilo, una paz en el alma diferente le inunda, no está del todo bien, pero le sirve. No es que vaya a pasar mucho más tiempo entre ellos - se repite a si mismo una y otra vez. - tampoco tiene pensado morir mañana. Cree que a su gato no le vendría bien la fecha.

Se plantea una vez más lo que está a punto de hacer en pocas horas, no se lo cree, como las embarazadas no se creen que lo están hasta que tienen el niño en sus brazos o los pilotos de que pueden volar hasta que aterrizan. Hay tantas cosas en esta vida tan apasionantes que una sola vida parece tan poco... y a la vez tanto.

lunes, 9 de mayo de 2016

Algunos findes de semana, cuando era una cría mamá me dejaba quedarme hasta tarde con ella en el sofá, quizás viendo algún programa de música o de baile. Normalmente, mamá siempre me mandaba a la cama temprano, no me importaba, me daba miedo la oscuridad, miedo a estar muy tarde levantada por si venían los monstruos a cogerme los pies por debajo del edredón.

La regla era sencilla, "en la cama antes de que llegue papá del trabajo". Regla que a mi hermana siempre le costó seguir. Sin embargo, esas noches en las que nos quedábamos juntas tiradas en el sofá mientras doblábamos calcetines, siempre pasaba algo mágico.

Recuerdo que esas noches, pese a estar medio dormida en casa se escuchaba la llave en la cerradura. Un sonido fuerte, poderoso. El sonido que en otras ocasiones nos hacía correr al cuarto a mi hermana y a mi porque era demasiado tarde "para estar despiertas".

Y justo después de escuchar la puerta cerrar, después de los segundos de tensión y silencio hasta que papá volvía a echar la llave, se escuchaba el silbido.

Un silbido cantarin, fuera la hora que fuera, dos pasos de zapatos de hombre, y la contestación, el silbido de mamá. Que siempre iba unido a una risa.

Hacía tiempo que no recordaba que mis padres se comunicaban con magia.

domingo, 8 de mayo de 2016

Y nos hacíamos creer que no iríamos al infierno la una por la otra cuando todo era mentira. 

viernes, 6 de mayo de 2016

William Shakespeare.

Duda que sean fuego las estrellas
duda que el sol se mueva, 
duda que la verdad sea mentira,
pero no dudes jamás de que te amo. 

miércoles, 4 de mayo de 2016

Homenaje a.

El día amanece nublado, Julia sale de la cama y se calza unas zapatillas sin saber muy bien si ha metido bien los pies o si la lateralidad cruzada ha atentado también con sus zapatillas.
Se siente bien, hoy por fin ha descansado. Ha sido una buena noche, sin pesadillas, sin sueños que la agoten físicamente.

Lleva unos días durmiendo mal pero todo es poco cuando lo ve. Cuando mira y no sabe en que perfecto detalle quedarse embobada.

-Y pensar dónde podría estar yo ahora si no hubiera tomado las decisiones que tomé...- murmura en voz baja.

Hay gente en la ducha, "¿dos?", ríe por lo bajo y sigue andando a la cocina hasta que tropieza. "mierda, si estaban del revés".

- ¡Buenos días Juliette! - grita su compañera de piso por encima de la radio en la cocina.
- Buenos días nena - y le da un beso.


Le gustaba Clara. Desde el primer día que llegó hasta el día de hoy habían pasado muchas cosas, pero es que le resultaba inevitable no quererla. Habían vivido muchos momentos juntas que las habían llevado a entenderse con una mirada más allá de las palabras. Que hacían que pudieran pasar horas delante de una litro y un tinto y que nunca se acabasen los temas de conversación. Clara era la mano amiga que la reconducía, brújula cuando pierdes el norte... y para cuando lo llevas siguiendo demasiado tiempo sin pensar. Les gustaba discutir, en muchas ocasiones pensaban muy diferentes, pero todos y cada uno de los conflictos a debatir acababan con un: pero te quiero. Clara era de esas mujeres que conociste siendo niña, y que a base de golpes, caídas y porrazos por las escaleras había llegado a ser lo que unos ojos más expertos que los tuyos podían ver desde un principio. Se quedo mirándola un rato y supo que solo por desayunar con ella podía darse con un canto en los dientes. Su vida era un bastante mejor. 

martes, 3 de mayo de 2016

@Defreds de Nuevo.

"Cuando se unían sus cuerpos, se convertían en uno. 
Hacían la cena y se terminaba quemando mientras follaban en la mesa de la cocina. 
Cada sofá de la casa los había visto acariciarse. 
Entraban juntos a la ducha, mojados antes de entrar. 
Cada pared sentía su sudor. Se escalaban a besos el cuerpo. 
A mordiscos el cuello. Lamiendo sus pechos. 
Solo eran dos, no necesitaban más. 
Con mirarse se excitaban. 
Y se pasaban los días riendo. 
Siempre estaban perdidos. Perdidos entre ellos. Y el calor..."

Cuidarte también es proclamar que no puedes.

 No puedo sola.  Esto es demasiado complicado.  Necesito ayuda.  Qué buen día para estar orgullosa de todo el progreso que he hecho.  ¿Qué e...