De niños, corremos saltamos, brincamos, pensamos que nuestros cuerpos son capaces de todo, que nuestra imaginación es capaz de todo, no nos damos cuenta si usamos o no pañal, si estamos o no desnudos. Reímos, reímos mucho, no hay nada mas hermoso y gratificante que un niño feliz.
De repente, ese golpe duele mas, tus piernas no corren tanto como pensabas, alguien te dice que eres "muy mayorcito" para hacer eso, que debes comportarte "como un niño grande". Y se acabó, y ya no hay imaginación porque quieres imitar, y ese adulto al que estás imitando, a su vez, imitó a uno anterior más vacío aun.
Ese adulto al que imitas, no comprende que aun debes disfrutar, que no hay que hacer mayores a los críos para que se comporten como nosotros. Todo tendría que ser al revés, un niño debería ser el ejemplo para nosotros, la pureza que tienen en la mirada, la forma de actuar tan natural y espontánea.
Esa forma tan suya de vivir, libres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario