lunes, 30 de noviembre de 2015

Y cuando te das cuenta. Casi un año.


Te sentía a mi espalda, tu mano subir por mi costado, sentía tus dedos acariciadme
la cara y apartándome el pelo, tu boca sobre mi sien. Te sentía aún mas cerca. sentía tu mano acariciar mi barriga, y jugar con el botón de mis vaqueros, me sentía contener el aire y a ti contener la risa cuando mi mirada desesperada buscaba la puerta pensando en que podrían abrirla en cualquier momento.

Me doy la vuelta, ahora te tengo de frente, cerca, tengo tu rodilla entre mis piernas, tengo tu risa pegada a mi oído. Notas como comienza a entrecortarse mi respiración. Me siento bien, el sol acaricia nuestros calcetines, tus ojos están mas verdes que nunca. Vuelvo a perderme en ti, en tu boca, abandonándome a tus manos que ya juegan sin ningún pudor conociéndome, sabiéndome suya.
esas manos que saben donde tocar.
Esas manos que preparan a los besos, a la vida, al amor.

viernes, 27 de noviembre de 2015

¿Cuando perdemos la libertad?

De niños, corremos saltamos, brincamos, pensamos que nuestros cuerpos son capaces de todo, que nuestra imaginación es capaz de todo, no nos damos cuenta si usamos o no pañal, si estamos o no desnudos. Reímos, reímos mucho, no hay nada mas hermoso y gratificante que un niño feliz. 

De repente, ese golpe duele mas, tus piernas no corren tanto como pensabas, alguien te dice que eres "muy mayorcito" para hacer eso, que debes comportarte "como un niño grande". Y se acabó, y ya no hay imaginación porque quieres imitar, y ese adulto al que estás imitando, a su vez, imitó a uno anterior más vacío aun. 

Ese adulto al que imitas, no comprende que aun debes disfrutar, que no hay que hacer mayores a los críos para que se comporten como nosotros. Todo tendría que ser al revés, un niño debería ser el ejemplo para nosotros, la pureza que tienen en la mirada, la forma de actuar tan natural y espontánea. 

Esa forma tan suya de vivir, libres. 

jueves, 26 de noviembre de 2015

16 de Noviembre.

¿Como te paras a hablar de tu propia vida habiendo tantos testimonios más importantes que el tuyo? Testimonios que hablan por ti y cuentan sentimientos hermosos como el amor, las ganas de vivir, como la esperanza, alegría y perdón. No puedes pararte a hablar de ti. Tienes que dejar que otras personas, conocidas por su sueños y por haber hecho de este mundo algo mejor hablen por ti. Hoy dejo que Paulo Coelho hable por mi:

"Nadie pierde a nadie, porque nadie posee a nadie. Ésa es la verdadera experiencia de la libertad: tener lo más importante del mundo, sin poseerlo"

viernes, 20 de noviembre de 2015

Mi regalo de hoy viene de la mano de Rosemari Urquico.

“Algunas razones para tener en mente al momento de escoger entre la chica del bar o la de la biblioteca, la del maquillaje corrido o la del morral repleto de libros“.
El artículo se llama “Salir con chicas que no leen / Salir con chicas que leen”. Está dividido en dos partes, primero el autor Charles Warnke “defiende” desde la ironía que es mejor elegir a la mujer que se encuentra en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Por el contrario, en la segunda parte, la autora Rosemary Urquico explica por qué vale la pena escoger a la chica que ama a los libros. Me pareció un curioso debate, y después de leer ambos, me quedo con la segunda opción.

Salir con chicas que leen
“[...] Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.
Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas.

Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos. Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace. Por lo menos tiene que intentarlo.
Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.
Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.
Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.

Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme.
Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.
O mejor aún, a una que escriba”.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Se descalzó y tiró los zapatos al otro lado de la habitación, cayó en la cama rendida.
Había sido un día feo, amargo.
Sus compañeras de piso estaban fuera, riendo, y ella no podía mas.
¿Dos días y se la habían comido por sopa?
Cogió un libro y comenzó a leer haciendo tiempo para que irse a trabajar.
Quería dejar el trabajo. Solo había ido un día pero quería dejarlo.
Nunca se le dio bien tener continuidad en algo.
Tampoco podía concentrarse.
¿Qué le habían hecho?
Se desnudó y asomo la cabeza al pasillo, no había nadie, cruzó y se metió en la bañera intentando quitar de su mente lo que iba a subir ese mes el consumo de la bombona.

Y ya veremos mañana.


lunes, 16 de noviembre de 2015

A veces alguien debe despertarte.

Por que no todo es tan hermoso como todos pensamos durante nuestra vida. Porque somos soñadores innatos sí, pero hay veces que también hay que meter realidad en nuestras fantasías, solo por ordenarlas. Dentro de los cuentos de hadas también tiene que haber algo de coherencia, si tienes a tu príncipe azul, no buscas otro, ¿no? Por muy misteriosa que sea su mirada y mucho que su atención hacia ti te haga parecer imbécil. Y si resucitas por un beso de amor no vuelves a caer en la misma trampa. Porque eso es lo que nos gusta de los cuentos, los finales felices, porque confundimos seguridad con felicidad. ¿Me estoy contradiciendo? A estas alturas muy posible. Y es que érase una vez...




¿Quien dice lo que está prohibido en el mundo?

¿Qué moral o ética podrá contradecirme? ¿Que ley de la física? ¿Qué autoridad podrá decirme lo contrario... cuando estoy decidida?

domingo, 15 de noviembre de 2015

La chica que nunca querrías.

Soy el desastre de tu voz, 
el estallido en tu grito. 
"La voz que siempre te dirá que no"
O casi siempre, quizás mas veces de las que quieras escuchar. 
Soy el orden en mitad del caos, y la muerte en medio de la vida.
Soy cada lágrima derramada por un familiar del difunto. 
Soy cada pedazo de plástico que tiramos al mar. 
Soy el caos en una mente cuadriculada. 
Un rombo entre cuadrados. 
Una mitad incompleta. 
Soy yo,  the girl you never want. 

sábado, 14 de noviembre de 2015

Love letters.

¿Dónde fueron todas esas cartas de amor que la gente no se atrevió a enviar? 
Creo que es una cuestión mas de cobardía que de romanticismo. 
No tener las agallas para decirle a alguien en su cara todo lo que escribes por carta... 
...no sirve. Al menos a mi no. 

Sin embargo quizás las escribamos por cuestión de mero morbo.
Después de una ruptura, quién no recuerda las palabras, a día de hoy, lee las conversaciones anteriores a aquel día, intentando encontrar la clave y llevarse una conclusión los días que duermen llorando. 

Las cartas de amor siempre fueron hermosas. Guardarlas, acariciarlas, incluso abrazarlas cuando el emisor estaba lejos, muy lejos. 
También se perdió esto. 
El saber esperar, las cosas poco a poco. 
Que no hay que darlo todo hecho. Nos indignamos, si no nos contestan a la primera, 
si no cogen la llamada a la primera. Si tocan nuestros teléfonos. 
Ponemos mil contraseñas para proteger algo tan ridículo como puede ser un mensaje en un chat. 
¿Quién está deshumanizando el amor? 
¿Por qué se está convirtiendo en cables y redes wifis? 
¿Para quién?  

jueves, 12 de noviembre de 2015

A 120.

Íbamos a 120. Callejuelas estrechas nos rodeaban. Nos gustaba el peligro, aun sabiendo que podíamos pegarnosla. Lo amábamos. Nos sentíamos tan libres, puros, felices... no sentíamos nosotros mismos y no teníamos más que aparentar.

Era como un orgasmo pero sin el como. Sentía como mi boca se abría un ay otra vez. Me sentía viva. Sabía que estaba mirándome y me daba igual, por primera vez en la historia no había mujer mas libre. Podía hacerlo delante suya. Podía pararme a escribir, incluso a 120 por hora. No podía parar, mi cerebro no me dejaba.

La nariz moqueante, el pelo en la cara, la vejiga a reventar de cerveza.... pero no había momento en el que me hubiera sentido tan viva.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Por qué me gustan los lunes.

Llevas a tus espaldas la primera semana de noviembre del 2015, ¿Qué has hecho de productivo en ella? ¿Has cambiado tu vida? Tú que siempre te quejas de la monotonía de la vida. ¿La has roto? Que estás indignado por la falta de valores de nuestra sociedad, ¿luchas por ellos? ¿tratas con personas? ¿compartes tus ideas? Tú que te sientes vacío, ¿has probado a escuchar lo que tienes dentro y no sabes? ¿Has probado a empezar a llenarte? Tu, inconformista de la vida, ¿has probado a dejar de ser tan exigente y darte cuenta de que tu vida depende solamente de ti?

¿Sois capaces de frenar en seco? 


Por eso me gustan los lunes, me gustan la perspectiva que ofrecen, son como el día 1 de enero y, con suerte, sin resaca. Son días en los que puedes organizar la semana, días en los que puedes marcarte objetivos. Son días bonitos. Nos empeñamos en odiar los domingos, odiar los lunes, nos empeñamos en odiar todo aquello que no sea un viernes o sábado noche. ¿Realmente nuestras vidas han comenzado a reducirse a eso?

El problema es el sentimiento de culpabilidad que nos inculcan, como al adolescente que lleva demasiado tiempo encerrado en casa y no lo dejan salir hasta la mayoría de edad. Al igual que ese adolescente se revelará y perderá el norte (al menos un tiempo) nosotros también vamos a acabar por hacer eso.

Todo el mundo nos ha inculcado que la diversión consiste en un viernes o sábado por la noche, pero... y lo bien que sienta, terminar un examen el martes, que has estado estudiando un viernes o un sábado por la noche, y atreverte a desafiar tu responsabilidad tomándote algo con tus amigos. ¿De verdad eso es tan malo?

sábado, 7 de noviembre de 2015

El diario de Noa.

- ¡Dí que soy un pájaro!
- Eres un pájaro.
- Ahora dí que tu también lo eres.
- Si tu eres un pájaro... si, soy un pájaro.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Para siempre vivirá ese primer amor.

Y era mía. Y yo era suya. 
No había nadie en el mundo que pudiese negar lo nuestras que éramos. 
Para siempre, repetíamos cada vez que terminaba la canción, 
cada vez que las yemas de mis dedos recorrían su barriga. 
Para siempre, prometíamos cada vez que parábamos de reír, sin aliento, cuando se me 
enredaban los perjuicios en su pelo. 
Para siempre rubia, le decía antes de besarla. 
Para siempre parecía susurrar cada vez que me desabrochaba el sujetador. 
Cada vez que la sentía estallar en mis manos. 
Cada vez que hacía mi cabeza explotar con sus enfados absurdos. 
Para siempre. 
No nos cansábamos de repetirlo, a todas horas, en todo momento, a toda voz. 
Para siempre. 

jueves, 5 de noviembre de 2015

El camino en pos de ti.

Y de repente veía.
Tenía abierto ante mí el camino que había elegido.
Y sonaba a chiste.
Parecía una canción antigua tocada por una varita mágica.

¿Es posible sentirte demasiado expuesta?
Cuál será la barrera que te hace pasar de la comodidad a la vergüenza.
No puedes tocarme.
No puedo tenerte.
Si hubiera sido Daniela quizás podría echarle cara, pero ni eso amiga mía.
No llegaríamos a saber nunca el alcance que tuvimos uno en la vida del otro.
Ni porqué nos fuimos.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

martes, 3 de noviembre de 2015

- Sí, y entonces ahí estábamos las cuatro, borrachas y en la bañera cuando llega el compañero de piso y  vomita... - todas rieron. - ¡Fue patético! ¿Cuantas veces en tu vida vas a tener esa oportunidad? 
- Tenerla no lo sé, desaprovecharla... - volvieron a reír. 

Celia disfrutaba de la compañía de las camareras del bar en el que desayunaba por segunda vez casi todos los días. Todas las conversaciones empezaban por una botella, o varias y acababan en un tío, o varios, o cambiaba el orden y el tío iba primero. 
La verdad es que tenían muchas historias. 
Era un bar bonito, con cristaleras por donde entraba el sol. Le gustaba Sevilla. 
Nunca hubiera pensado que iba a poder llegar a disfrutar como lo hacía del sol de esa ciudad. En Logroño no estaba mal, pero necesitaba cerrar heridas, y, ¿que mejor que empezar por mudarte al sitio donde te las hicieron?

No estaba acostumbrada a reír tanto, bueno sí, pero solía hacerlo borracha, no a las once de la mañana desayunando. Se miró los dedos indice y corazón, estaban empezando a amarillear del humo del cigarrillo. Tampoco importaba mucho, tenía unas uñas bonitas que disimulaban cualquier color que se saliese de la norma. Le entró el mono. Pagó el desayuno y salió, antes de que llegara a encenderse el cigarrillo el móvil estaba vibrando en su bolso. 

                                           _____________________________________________

Olga no pretendía molestarla tan pronto, pero después de lo sucedido por la mañana no tenía muy claro si iba o no a salirle la voz la hablar con Amalia. Con el sueño y las prisas había cogido un autobús mal al salir de las clases y necesitaba que alguien le dijera la calle donde vivía.... "Y donde también vive él" se recordó a si misma. Esta mañana había tardado unos minutos más en bajar las escaleras, lo había hecho con detenimiento, por si, por casualidad, se lo encontraba. 

Tenía suerte, pensó, "vive en el mismo bloque, quizás al fin y al cabo, acabemos coincidiendo otra vez". Y con esa ultima frase tiró de la puerta del portal para salir a la calle. El bofetón de frío le devolvió a la realidad. Ahora tocaba lo que tocaba. 

Pero aun así las clases tampoco habían servido de mucho. 
No había forma de quitárselo de  la cabeza, tan grande había sido la distracción que ahora se encontraba en un tal palacio de congresos, llamando a Celia, para que alguien le dijera cómo salir de ahí.  

domingo, 1 de noviembre de 2015

Cuidarte también es proclamar que no puedes.

 No puedo sola.  Esto es demasiado complicado.  Necesito ayuda.  Qué buen día para estar orgullosa de todo el progreso que he hecho.  ¿Qué e...