Asumir, después de nuestro paso 1, las partes negativas o deficitarias de nuestra existencia. No encerrarnos masoquísticamente en nuestros dolores. No magnificar las pequeñas cosas que nos faltan. No sufrir por temores o sueños de posibles desgracias que probablemente nunca nos llegarán.
No soy capaz de llegar a comprender la de veces que ponemos los parches antes de que salgan los granos, que pensamos demasiado, demasiado mal y fallamos, en otra cosa no, pero ser negativos lo hacemos de puta madre, sobre todo cuando es un día malo (de esos que todos tenemos).
Personalmente este consejo es muy aplicable en mi misma, con el vicio de la queja innata, de la insatisfacción plena. Del querer y querer hasta que lo tienes y te aburres. Mi yo consumista, sufridora nata.
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