Hace tiempo que no lloro, eso no significa que sea más feliz.
Al contrario, hoy me encuentro hecha una mierda. ¿Será que no duermo?
¿Será que ha sido un finde demasiado intenso?
¿Será que hecho de menos el tener a esa persona esperándome al otro lado de una pantalla?
Echo de menos el amor, ahora que lo he descubierto, estoy empezando a sentir el vacío horrible, y no me acostumbro. Mis amigas están perdidas, o quizás he estado yo perdida durante demasiado tiempo, y acostumbrarse a tenerme de nuevo dando guerra les está costando más de lo que debería.
Echo de menos reír a carcajadas sintiendo que me lo estoy pasando bien. Echo de menos las largas conversaciones sobre nada, y todas esas tonterías que nos hacían terminar el uno encima del otro, que me hacían terminar sentada a horcajadas.
Quizás la felicidad me la trajo él y se la ha llevado al irse. Quizás.
O puede que no fuera tanto él sino como los demás nos veían, eternos, impredecibles pero a la vez, juntos, siempre. Y no fue así, no ha sido así y la primera que tengo que aceptarlo soy yo.
Quizás ahora soy la mala. Puede ser, pero si hay que tener en cuenta que soy una mala que está rota por dentro, está hecha trizas, ni si quiera pedazos, trizas. Y entretenerse es divertido, salir y beber, y pasar de cigarros a copas no parece tan malo, pero lo que peor que puede quedar de eso no es la resaca, es el sentimiento de vacío que pensabas que estabas llenando antes de empezar.
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