miércoles, 29 de enero de 2014

Volvemos a el año pasado por esta época... estaba tan perdida... Me gusta la música. Creo que no hay nadie en este planeta a quien no le guste la música, al igual que el agua, al igual que de agua, estamos hechos de música. Tenemos sintonizado el corazón, que cambia de ritmo, a veces se ralentiza y otras veces está a punto de estallar. Nuestro corazón comparte el ritmo con algunos corazones, y cuando dos corazones, melodías, se encuentran y descubren que tienen el mismo ritmo son felices, pero.... Siempre hay un pero, ni que hubierais nacido ayer. Todo tienen que darse al mismo tiempo, porque los corazones, junto con las personas, el ritmo de los corazones cambia, como las canciones en una misma lista de reproducción, puede que se repitan algunas pero nunca sabes en que orden...

Hay veces, que la sintonia, esa sincronización se rompe, ¿y entonces qué? Entonces solo queda esperar a que vuelvan a reencontrarse, o a darte cuenta de que nunca van a volver a latir - tu corazón y el suyo - con el mismo ritmo. Que no habrá mas compases que diferentes entre ambos, y entonces es cuando intentas qeu tu corazón cambie, intentas relajar el ritmo pero el ya corre libre, danzando siempre, sin parar, y tu quieres parar pero tus piernas no dejan de correr, y quieres pensar pero tu cabeza no te lo permite. Solo huye. Tu alma huye, se te acaban las lágrimas, tus mejillas están secas. Tócalas. Lo están. Lo sé, las mías también
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