Y es que no podía parar de escucharla, en ese momento solo existíamos ella y yo, su voz. La noche oscura y el olor a alcohol que flotaba en el ambiente. Y es que me inspiras tanto, pequeña Sara.
Y me hablaba de su mundo, de sí misma, de su vida. Y me enamora tanto lo que dice que solo puedo escribir para ti, escribirte. Escribir tu manera de sonreirle al mundo un lunes cuando más cansada estas. Tu manera de hacerme sentir la mejor persona del mundo, aún sabiendo que en lo poco que llevo viviendo he roto más vajillas que pelos tengo en la cabeza. Tu manera de saber volar sin alas. Por que... ¿sabes? llevas el gen Ángel. Te ha tocado, aunque mil veces te sientas como un demonio en el mismo infierno que creas para poder escapar y sentirte bien. Flotar.
Y ahora voy como tú. Buscando esas sonrisas de Peter Pan que me has enseñado a encontrar en las personas. Otra cosa más por la que darte las gracias, apúntate el tanto.
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