En ocasiones parece que lo único que queda es hacerle hueco a la tristeza. Encender unas velas, echar vino en dos copas y hacerle sitio en el sofá para brindar con ella.
Amiga pasajera, qué bonito sería que no aparecieras tan seguido. Pero es bien sabido que la vida sería muy diferente sin ti.
Que los sueños perderían su tono azul. Que las noches de madrugada entre amigos y risas necesitan su opuesto. Para todo yin, su yan. Para todo blanco, su negro.
¿Por qué todos somos conscientes de que sin la muerte la vida no tendría sentido, pero nos cuesta tanto aceptarla como compañera?
Que bueno que viniste.
martes, 5 de mayo de 2020
domingo, 19 de abril de 2020
Si fuera capaz de pintar, si mis manos me respondieran de forma en que pudiera trazar bocetos comprensibles para el ojo de cualquier espectador. Creo que hoy solo me saldría dibujarte a ti.
Una escritora plasmó una frase parecida a "no somos capaces de disfrutar de un atardecer"
y mi cabeza en este instante decidió viajar al pasado. Volver al Palmar. A una tarde estrenando abrigo. Porque estábamos en Conil y tú querías ver el mar.
El mar y tú. Tú y el mar.
Y yo por medio siempre. Como una intrusa, antes sospechada, ahora confirmada.
Mi mente ahora ha decidido llevarme a la misma playa, un año o dos mas tarde.
Lugar en el que fui feliz, en el que tenía que ir a encontrarme de nuevo.
Qué pesadilla de mi.
Girar por todas estas curvas, cuando yo solo quería dejar constancia de que hoy te siento, aunque probablemente no debería, especialmente cerca:
Conmigo, aquí.
Será simplemente que todo este tiempo que tenemos para pensar está haciendo mella.
Y esta primavera tan mía está haciendo que me destape las heridas, que aun escuecen, porque siguen supurando pena. Esto ni rima, ni falta que hace.
¿Sonido?
Vamos a ver.
Acaso quieres que sepa dulce, ¿o salado?
Toca el olor de lo que no puedes tener.
domingo, 12 de abril de 2020
Es curioso volver a esos libros que nos marcaron. A esas pelis que durante una temporada se convirtieron en nuestras favoritas. A esas canciones que marcaron los años que consideramos los mas felices de nuestra vida.
Y vernos desde este "yo" que somos ahora. Vernos desde aquí, desde esta orilla una vez cruzado el puente que pensamos que era demasiado grande o aterrador para nosotros. Después
de superar esa época que no sabríamos que vendría.
Somos capaces de mirar el traje en el que nos encontramos revestidos. Y disfrutar de nuevo a través de esta nueva forma de mirar, porque los ojos son los mismos, quienes éramos y hasta donde hemos llegado. Cómo lo veíamos en esos momentos y qué opinión nos merece todo ahora.
Volver a lo que amamos en su día para reconocernos en las páginas gastadas de un libro de Harry Potter. Y ya no importa el libro. Ya solo eres capaz de, como si se tratara de un espejo, ver al niño que fuiste. Inocente, con la ingenua espera del que cree que la magia existe. Con el dulce miedo del que se sumerge en este mar que son tus letras. Con la amable intriga del que no juzga solo absorbe.
Que curioso es volver a aquella persona que fuimos, y aprender.
Y vernos desde este "yo" que somos ahora. Vernos desde aquí, desde esta orilla una vez cruzado el puente que pensamos que era demasiado grande o aterrador para nosotros. Después
de superar esa época que no sabríamos que vendría.
Somos capaces de mirar el traje en el que nos encontramos revestidos. Y disfrutar de nuevo a través de esta nueva forma de mirar, porque los ojos son los mismos, quienes éramos y hasta donde hemos llegado. Cómo lo veíamos en esos momentos y qué opinión nos merece todo ahora.
Volver a lo que amamos en su día para reconocernos en las páginas gastadas de un libro de Harry Potter. Y ya no importa el libro. Ya solo eres capaz de, como si se tratara de un espejo, ver al niño que fuiste. Inocente, con la ingenua espera del que cree que la magia existe. Con el dulce miedo del que se sumerge en este mar que son tus letras. Con la amable intriga del que no juzga solo absorbe.
Que curioso es volver a aquella persona que fuimos, y aprender.
domingo, 5 de abril de 2020
Desde nuestra ventana.
Y dejó de importarnos lo que nunca debió cobrar tantísima relevancia en nuestras vidas.
Las prisas se quedaron atascadas en la puerta de entrada, dejaron de caber en este remanso de paz en el que todos los días empezaban bien.
Las personas que convivían empezaron a tener tiempo para darse los buenos días, las buenas tardes y las buenas noches. Y en ocasiones también hacer que éstas ultimas sucedieran. Los padres comenzaron a escuchar a sus hijos, y los hijos por fin se sintieron prioridad de sus padres. Los vínculos se estrecharon como si las familias enteras se hubieran ido de vacaciones a un campamento, en el que todos los días eran iguales pero se podía aprender algo diferente.
¿Cuando le vendimos nuestra alma al diablo?
¿Cuántos de nosotros necesitábamos este parón para resurgir? Creo que la mayoría, por no decir todos. Encontrarnos en una situación de inmovilidad tal, cuando nuestro mundo consiste mayoritariamente en hacer en lugar de en ser.
Pero este parón nos queda grande. A ti, a mi, a todos.
Demasiados errores a los que darle vueltas. Demasiadas decisiones que podemos tomar ahora que estamos en la inacción absoluta.
"En tiempos de cambio, no hacer mudanzas" decía una mística del cristianismo, y ahora miro esa frase que me dijeron ayer ante una rotunda decisión que había tomado y me pregunto por qué, precisamente, si esos tiempos de cambio no son los ideales para esas mudanzas.
Porque quizá la vida nos los pone delante para que hagamos exactamente eso que - si todo siguiera igual - nunca nos atreveríamos a hacer. Dejar ese curso que tanto nos satura, cambiar de trabajo, de casa, de vida, de hábitos, de pareja, de deporte...
Posiblemente nos tomamos demasiado en serio las decisiones que tomamos, y esto no significa que no sea importante tomarlas, simplemente darnos cuenta de que la mayoría de ellas las tomamos o no por cobardía, orgullo o una mezcla de ambas. Y que siempre siempre se puede volver atrás. Volver a empezar.
Si somos capaces de darnos cuenta, de que la vida no es tan seria como aparentamos que sea: todo mejora.
Y así, cuando nos digan que tenemos que dejarlo todo, ponerlo en pausa, terminarlo antes de tiempo... cuando corten de raíz nuestras rutinas, no habrá pesadillas que nos acechen. Solo la tranquila aceptación de que es lo que nos ha tocado vivir... desde nuestra ventana.
lunes, 30 de marzo de 2020
Habría gritado mas fuerte.
De haberlo sabido... hubiera gritado mas. Hubiera peleado todas y cada una de las batallas por mí. Hubiera hecho lo imposible por recordarme antes de ti. Por recordarme conmigo. Hubiera saltado mas, reído mas fuerte. Llorado hasta reventar las paredes con los puños. Porque la templanza nunca fue mi fuerte. Porque la vida no era lo que nos prometimos
Ni lo querías tu. Ni lo sabía yo. O quizá al contrario.
Y todo queda ya, en la nada. Y este fuego que ahora me corre y no tiene otro fin que acabar estallando contra las paredes de mi cabeza, habitación hostil para mi misma en esta soledad vacía que nos has dejado. Tú. Yo. ¿Dónde estás? Me pregunto a veces en el espejo. ¿Quién eres y qué haces aquí? ¿Para qué has venido? ¿Qué quieres de mi?
Y vuelve todo a dar vueltas como si estuviera recorriendo una y otra vez las cintas que tengo grabadas a fuego en la memoria. Tu y yo en el bar. En el portal. En un baño cualquiera de cualquier bar de la alfalfa. ¿Por qué todo vuelve? ¿Qué lección nos dejamos sin aprender?
Ni lo querías tu. Ni lo sabía yo. O quizá al contrario.
Y todo queda ya, en la nada. Y este fuego que ahora me corre y no tiene otro fin que acabar estallando contra las paredes de mi cabeza, habitación hostil para mi misma en esta soledad vacía que nos has dejado. Tú. Yo. ¿Dónde estás? Me pregunto a veces en el espejo. ¿Quién eres y qué haces aquí? ¿Para qué has venido? ¿Qué quieres de mi?
Y vuelve todo a dar vueltas como si estuviera recorriendo una y otra vez las cintas que tengo grabadas a fuego en la memoria. Tu y yo en el bar. En el portal. En un baño cualquiera de cualquier bar de la alfalfa. ¿Por qué todo vuelve? ¿Qué lección nos dejamos sin aprender?
Querida yo... ¿por qué nos sigues torturando así?
sábado, 21 de marzo de 2020
domingo, 15 de marzo de 2020
El momento es ahora.
Y, con todo esto que está ocurriendo, solo se me vienen a la cabeza la de veces que he escuchado, estos ultimos días a muchísimas personas quejarse de que, realmente, no tienen tiempo para nada.
Desde la que me decía que no paraba en casa los fines de semana y no tenía tiempo por las tardes para probarle la ropa al crío y así clasificar cuales de verdad le quedaban bien o no.
La estudiante universitaria que me contaba que solo le faltaba el TFG y no encontraba minutos al día para dedicarle en condiciones.
Aquella otra que necesitaba tiempo para meditar, encontrar un rato al día para estar completamente en silencio y no pensar en nada.
La que se dedica a trabajar fuera de casa, pero que tiene jornada doble porque también tiene que trabajar dentro, que se lamentaba de no tener tiempo para hacer una buena limpieza general.
La que necesitaba sentarse a estudiar inglés porque tiene los exámenes pronto.
La que está opositando y se lamentaba de tener que vivir todas las fiestas de la primavera desde la ventana de su casa y con horarios restringidos.
La que tiene una pila de libros acumulada, de series por ver y artículos que estudiar para los que nunca encontrará momento.
La que necesitaba un tiempo para ver si de verdad estaba enfocada en lo que quería hacer con su vida.
La que necesitaba tiempo y quietud para retomar la pasión y la dulzura con su pareja.
La que está cansada de un ritmo de vida que no puede pero cree que necesita soportar.
La que quiere pasar mas tiempo con su familia, pero no lo encuentra porque todos están muy ocupados corriendo hacia cualquier parte de la ciudad constantemente...
Y así podemos seguir poniendo ejemplos mil. De todas las personas que han deseado y manifestado en los últimos meses que necesitaban tiempo. Y ahora se me antoja curioso pensar que parece que lo hemos invocado. Como si de tanto pedirlo, el planeta, la vida, el universo, Dios, nos hubieran dicho: aquí tienes lo que tanto necesitas. O crees necesitar.
Y ahora solo nos queda ser fiel a lo que hemos visualizado y proyectado. Tenemos tiempo, encierro domiciliario, tenemos horas por delante. Mas o menos largas. Mas o menos productivas. Lo que si está claro es que deberíamos utilizarlas para algo interesante. El éxito de las personas reside en su capaz de sacar de los problemas y dificultades algo bueno. Porque al final, lo sacan de ellos mismos.
Desde la que me decía que no paraba en casa los fines de semana y no tenía tiempo por las tardes para probarle la ropa al crío y así clasificar cuales de verdad le quedaban bien o no.
La estudiante universitaria que me contaba que solo le faltaba el TFG y no encontraba minutos al día para dedicarle en condiciones.
Aquella otra que necesitaba tiempo para meditar, encontrar un rato al día para estar completamente en silencio y no pensar en nada.
La que se dedica a trabajar fuera de casa, pero que tiene jornada doble porque también tiene que trabajar dentro, que se lamentaba de no tener tiempo para hacer una buena limpieza general.
La que necesitaba sentarse a estudiar inglés porque tiene los exámenes pronto.
La que está opositando y se lamentaba de tener que vivir todas las fiestas de la primavera desde la ventana de su casa y con horarios restringidos.
La que tiene una pila de libros acumulada, de series por ver y artículos que estudiar para los que nunca encontrará momento.
La que necesitaba un tiempo para ver si de verdad estaba enfocada en lo que quería hacer con su vida.
La que necesitaba tiempo y quietud para retomar la pasión y la dulzura con su pareja.
La que está cansada de un ritmo de vida que no puede pero cree que necesita soportar.
La que quiere pasar mas tiempo con su familia, pero no lo encuentra porque todos están muy ocupados corriendo hacia cualquier parte de la ciudad constantemente...
Y así podemos seguir poniendo ejemplos mil. De todas las personas que han deseado y manifestado en los últimos meses que necesitaban tiempo. Y ahora se me antoja curioso pensar que parece que lo hemos invocado. Como si de tanto pedirlo, el planeta, la vida, el universo, Dios, nos hubieran dicho: aquí tienes lo que tanto necesitas. O crees necesitar.
Y ahora solo nos queda ser fiel a lo que hemos visualizado y proyectado. Tenemos tiempo, encierro domiciliario, tenemos horas por delante. Mas o menos largas. Mas o menos productivas. Lo que si está claro es que deberíamos utilizarlas para algo interesante. El éxito de las personas reside en su capaz de sacar de los problemas y dificultades algo bueno. Porque al final, lo sacan de ellos mismos.
Solo queda actuar.
Que la vida no nos de todo lo que pedimos, ni tanto como podamos soportar.
miércoles, 26 de febrero de 2020
Paré en el semáforo y los vi llegar.
No bailaban, pero se balanceaban el uno junto a el otro como si hubiera una música únicamente diseñada para ellos. Pensada para su tarde. La banda sonora de su primavera.
Jóvenes. Guapos. Diferentes entre sí. Pero los dos con un brillo especial. ¿Vendrían de estar apretujados en un sofá de un café? ¿En el banco del parque? ¿En algún colchón de un hostal barato?
Había mucha gente en el semáforo esperando a que el color cambiara para cruzar.Y ellos se pararon cerca. Se tenían cogidos el uno al otro de la mano. Ella se soltó para recogerse el pelo largo y rubio. Y luego lo miró.
Desde mi escondite de voyeur pude verle solamente la cara a él. Y luego leerle los labios. "Como me sigas mirando así..." sonrió la amenaza tranquilo mientras la miraba intensamente. Ella, sin amedrentarse se irguió y notó el desafío en la voz. "¿Qué?" imagino que le diría. Y la siguiente frase. Ya intrigada y con la ventaja que supuso que el semáforo cambiara y me permitiera acercarme a ellos la escuché claramente.
"Voy a terminar enamorado de ti"
Y solo le hubiera faltado darle una vuelta de esta forma:
Y en ese instante creo que la reacción de las dos, la mía y la de la desconocida, se pareció mucho. La chica abrió los ojos y la boca para decir algo, e inmediatamente siguió andando. El sonrió y fue detrás. Cruzamos todos, ella, unos pasos por delante, se volvía a mirarlo.
No vio, absorta como estaba en la sensación que estaba experimentando, que me había emocionado y lloraba. Y aunque lo hubiera visto, no creo que se hubiera preocupado mucho. Para ellos, el mundo giraba.
domingo, 16 de febrero de 2020
Ensayo sobre la ceguera.
Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por todos los días del futuro incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no estaremos aquí para poder comprobarlo, para congratularnos o para pedir perdón.
Hay quien dice que eso es la inmortalidad de la que tanto se habla.
José Saramago.
miércoles, 12 de febrero de 2020
Una habitación propia.
"Lo que importa es que escribáis lo que deseáis escribir; y nadie puede decir si importará muco tiempo o unas horas. Pero sacrificar un solo pelo de la cabeza de vuestra visión, un solo matiz de su color en deferencia a un director de escuela con una copa de plata en la mano o algún profesor que esconden la manga una cinta de medir, es la mas baja de las traiciones; en comparación, el sacrificio de la riqueza y de la castidad, que solía considerarse el peor desastre humano, es una mera fruslería."
"La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres siempre han sido pobres, no solo durante doscientos años, sino desde el principio de los tiempos. Las mujeres han gozado de menos libertad intelectual que los hijos de los esclavos atenienses. Las mujeres no han tenido, pues, la menor oportunidad de escribir poesía.
Por eso he insisto tanto sobre el dinero y sobre el tener una habitación propia."
"La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres siempre han sido pobres, no solo durante doscientos años, sino desde el principio de los tiempos. Las mujeres han gozado de menos libertad intelectual que los hijos de los esclavos atenienses. Las mujeres no han tenido, pues, la menor oportunidad de escribir poesía.
Por eso he insisto tanto sobre el dinero y sobre el tener una habitación propia."
Virginia Woolf.
sábado, 8 de febrero de 2020
Hay sitios a los que vuelves para terminar comprendiendo que nunca podrás volver. Que debajo de la alegría fingida hay heridas mas grandes que lo que eres capaz de ver desde tu trinchera. Recordar una imagen, tenerla grabada en la cabeza. Y saber que no vas a ser capaz de regresar a dónde fuiste tan feliz. Que las paredes permanecen pero los fantasmas también han quedado impregnados en la pintura o en la moqueta.
Busca otros horizontes y no pierdas tu tiempo en intentar comprender qué sucedió ni que te falta. Porque todo lo que vas a obtener a cambio es miedo.
Miedo de volver a comenzar por si pasa.
Miedo de que duela tanto que no te permita respirar.
martes, 28 de enero de 2020
Tillykke med fødselsdagen
Puedo escribir los versos las palabras mas tristes esta desde (a)noche. Porque aun de versos entiendo poco y esta noche queda demasiado lejana para mi. Podría hacer que todo esto volviera a tratar sobre mi. Mi, me, mío, yo. With me. Avec moi. Med mig.
Pero hoy te toca a ti. De nuevo. Como todo año por estas fechas. Y qué mejor que desear una larga y hermosa vida a los que tanto aportaron a las nuestras. Gracias por todo el torbellino que supuso tu existencia en mi caminar. Gracias, porque supiste afrontar lo desconocido como si fuera un regalo mas. Como si estuviera hecho para ti. Gracias por enseñarme tanto y por aprender conmigo.
Pero hoy te toca a ti. De nuevo. Como todo año por estas fechas. Y qué mejor que desear una larga y hermosa vida a los que tanto aportaron a las nuestras. Gracias por todo el torbellino que supuso tu existencia en mi caminar. Gracias, porque supiste afrontar lo desconocido como si fuera un regalo mas. Como si estuviera hecho para ti. Gracias por enseñarme tanto y por aprender conmigo.
Felicidades.
Que todo lo bueno te encuentre, te persiga y se quede contigo. Que tus sueños siempre sean mas grandes que tus miedos y que nunca tengas miedo de volver a Amar. Con Mayúsculas y a bocajarro. Que seas capaz de vivir todo como vives el deporte, con ilusión, alegría y desafiándote a ser un poco mejor cada vez. Sabiendo que tu vas primero y creyéndolo de verdad. Que aprendas a transformar tus planes en acciones. Y que comprendas que los te quiero no se racionan. Ni el sexo. Ni la vida. Ni las ganas.
Sé tan feliz que no sepas distinguir entre tu día a día y la felicidad que sientes al sumergirte en el mar. Que esa sensación te acompañe siempre. Y en los días malos, se consciente de que hay una mano amiga, al final de tu brazo, que abre puertas y te lleva a sitios hermosos donde encontrarte con él. Y ser dos que laten a la par.
Que las letras llenen tus febreros, y la nostalgia por escuchar nuevas letras de Juan Carlos Aragón no te impidan recordar con cariño lo que escribió. Que no te impida recordar con cariño lo que compartimos.
Bienvenido a tu nueva edad. A tu nueva vida. Otro comienzo. Siempre mas feliz, siempre mas cerca de la autenticidad que caracteriza al hombre que te imaginas para contigo.
jueves, 23 de enero de 2020
Y en días de tormenta solo nos queda Quevedo definiendo el amor:
"Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado..."
jueves, 16 de enero de 2020
Y de repente, abres la ventana y hay nieve. Cuando antes solo tenías mar. Y qué bonito es cuando las cosas, los paisajes, las personas damos cambios de 180º, y empezamos a descubrir que no esta mal poner la vida patas arriba por un tiempo si con eso conseguimos averiguar si somos mas de frío o de calor.
lunes, 6 de enero de 2020
Ha sido un placer.
¿Qué hacer cuando la nostalgia te devora?
Dos de la mañana. Minutos arriba, minutos abajo. Cuerpos cansados después de mucho jaleo. Resaca de ilusión. Me despido, dos besos, "me voy por aquí", "¿por qué no cortas por esta otra calle?", "prefiero la avenida, es mas abierta, y hay mas gente".
No miento, al menos no del todo. Es cierto que prefiero la avenida con mas luz, o por donde puede haber mas gente, por el simple hecho de que me hace sentir mas segura. Sin embargo, había algo mas.
Necesitaba despedirme por última vez, sola, de estas las luces que me han alumbrado en las que parecen ser mis primeras, pero a la vez mis últimas, navidades. Han sido unas navidades en las que por no vivir una he vivido varias a la vez. Como si en mi cabeza acumulara esos diarios de cinco años que siempre me llamaron muchísimo la atención. Cada día que ha ido pasando, desde el 29 de diciembre que se iluminaron las luces ha sido un "remember" de todo lo que viví o no tuve oportunidad de vivir años anteriores.
Si tuviera que ponerle un título a este diciembre tan poco frío que me ha traído hasta enero sería "Descubriendo mi nostalgia". En un principio, pensé que podía ser la primera, echando de menos la patria perdida, la que parece que no me quiere de vuelta, o a la que no se regresar, con tantas vueltas que damos constantemente, y es que parece que siempre se me olvida dejar las migajas en fila para desandar el camino y volver.
Sin embargo, a medida que pasaban los días me di cuenta de que no era el lugar, ni la patria, ni si quiera era yo. Que era mi dolor el que lo había invadido todo sin que cupiese nada mas. Y es que mi nostalgia es de las segundas. De esa tristeza melancólica que vas macerando en el corazón poco a poco, para hacerla cada vez mas manejable. Y es que han sido unas navidades que por no vivir una he vivido tres veces.
Y qué cercano me queda ahora el cuento de Dickens, y que lejano el recuerdo de lo que aun no ha terminado pero ya siento lejos. Porque se me han ido presentando uno a uno fantasmas que no me han dejado dormir, que me han despeinado hasta las cejas, que me han quitado la comida de la boca sin darme ocasión de probarla.
Que curioso es observarnos y aprender de lo que sentimos como si pudiéramos, por unos instantes, despegarnos de nosotros mismos...
Me veo ayer, de madrugada, sola, con la nariz helada en este enero que si parece enero.
Y me siento mía.
Irreductible.
Querida Navidad, este año has pasado de una forma diferente. Y qué suerte la mía por poder vivir así también, por valorar los buenos momentos, y que aun me queden ganas de sumergirme en todo lo que quede por venir.
Ayer me atreví a saborear mi nostalgia.
Y al contrario de lo que creía, el regusto amargo no mata, fortalece.
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Cuidarte también es proclamar que no puedes.
No puedo sola. Esto es demasiado complicado. Necesito ayuda. Qué buen día para estar orgullosa de todo el progreso que he hecho. ¿Qué e...
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