lunes, 30 de marzo de 2020

Habría gritado mas fuerte.

De haberlo sabido... hubiera gritado mas. Hubiera peleado todas y cada una de las batallas por mí. Hubiera hecho lo imposible por recordarme antes de ti. Por recordarme conmigo. Hubiera saltado mas, reído mas fuerte. Llorado hasta reventar las paredes con los puños. Porque la templanza nunca fue mi fuerte. Porque la vida no era lo que nos prometimos

Ni lo querías tu. Ni lo sabía yo. O quizá al contrario.

Y todo queda ya, en la nada. Y este fuego que ahora me corre y no tiene otro fin que acabar estallando contra las paredes de mi cabeza, habitación hostil para mi misma en esta soledad vacía que nos has dejado. Tú. Yo. ¿Dónde estás? Me pregunto a veces en el espejo. ¿Quién eres y qué haces aquí? ¿Para qué has venido? ¿Qué quieres de mi?

Y vuelve todo a dar vueltas como si estuviera recorriendo una y otra vez las cintas que tengo grabadas a fuego en la memoria. Tu y yo en el bar. En el portal. En un baño cualquiera de cualquier bar de la alfalfa. ¿Por qué todo vuelve? ¿Qué lección nos dejamos sin aprender?



Querida yo... ¿por qué nos sigues torturando así? 

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