Hay días en los que me resulta tarea harto imposible enfrentarme al mundo.
Miro mi horario que ocupa una pagina entera del bullet journal y mis ojos no llegan a retener nada, se queda mi mirada perdida al frente. Hay días, como hoy, en los que tengo que recordarme por qué merece la pena empujar comida garganta hacia abajo, por que hay que seguir en movimiento.
Hay días en los que no consigo existir. Días como este seguro que tenemos todos.
Y qué suerte, sin saberlo, sentir que no soy la única que quiere esconderse bajo un libro en una piscina al sol.
Es en esos días cuando me acuerdo de todos aquellos que sacaron fuerzas de donde no existían. Cuando me acuerdo de las personas que me rodean el mundo de repente parece menos malo. Porque con tanta majestuosidad en este mundo que llamamos hogar sería absurdo sentirse protagonista.
Y de ahí saco fuerzas, para dar un poquito mas de mi, para dar al menos, lo mismo que di ayer. Y simplemente, sigo el horario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario