Hay días en los que me resulta tarea harto imposible enfrentarme al mundo.
Miro mi horario que ocupa una pagina entera del bullet journal y mis ojos no llegan a retener nada, se queda mi mirada perdida al frente. Hay días, como hoy, en los que tengo que recordarme por qué merece la pena empujar comida garganta hacia abajo, por que hay que seguir en movimiento.
Hay días en los que no consigo existir. Días como este seguro que tenemos todos.
Y qué suerte, sin saberlo, sentir que no soy la única que quiere esconderse bajo un libro en una piscina al sol.
Es en esos días cuando me acuerdo de todos aquellos que sacaron fuerzas de donde no existían. Cuando me acuerdo de las personas que me rodean el mundo de repente parece menos malo. Porque con tanta majestuosidad en este mundo que llamamos hogar sería absurdo sentirse protagonista.
Y de ahí saco fuerzas, para dar un poquito mas de mi, para dar al menos, lo mismo que di ayer. Y simplemente, sigo el horario.
jueves, 20 de junio de 2019
jueves, 13 de junio de 2019
Qué digo, no más feos. Sin gracia, vacíos, inútiles, poca cosa.
Como si fuera todo o nada. Me gustan las combinaciones de colores que tiene mi café, desde el negro hasta el beige mas roto, en función de la leche que añadas. Lo irónico de estos conjuntos armónicos que te hacen gozar, es que es muy complicado conseguirlos. Es como esperar la tormenta perfecta, o abrir el spotify y que buceando en sus aguas encuentres la lista de reproducción que se ajuste completamente a cómo te sientes en ese momento.
Es la sensación de ver a uno de los tuyos, de los que llevas unido al alma con imperdibles (de esos que hay que abrir cuando decides que esa persona se vaya) pero sin embargo estáis tan bien. Tan unidos, tan juntos.
Y es que con la gente que tienes en los imperdibles hay que tener cuidado. Porque si tiráis a la vez, el desgarro puede ser brutal. Las heridas que dejan, abiertas de un mal tirón, no cerrarán nunca. Se pudrirán por dentro mientras que las intentarás secar con agua de mar y al sol. Cuando lo que necesitaron fue que nunca se abrieran.
Si tienes un imperdible prendido al pecho, que une parte de ti con otra persona, no tires, por favor. Aguanta. Paraos, decidid abrid el imperdible y desengancharlo juntos. Será mucho mas difícil, quizá mas doloroso en ese momento, cuando lo único que queremos es alejarnos, no acercarnos mas, pero es necesario ese momento. Porque a la larga, con vuestras dos heridas de guerra curadas, podréis volver a veros, y no habrá putrefacción, no habrá mas que dos pequeñas cicatrices en cada uno. Las del recuerdo. La que corresponderá al cuerpo, a su olor, a sus manos rodeando tu cintura, apretando tus caderas, agarrando con fuerza la vida. Y la del alma, la que llora por el cómplice perdido.
Pero por dentro, estarás sano. Y podrás, en algún momento, seguir constituyendo un conjunto armónico. De esos que me gustan mas, que las piezas por separado. Como tu y yo, a quienes prefiero, sin ninguna duda: Juntos.
miércoles, 12 de junio de 2019
Te lo prometo.
Esa primera noche que pasé sin ti, tuve que sacar la manta del armario. Era junio y el frío se había instalado en mis huesos. Tanto que no podía sentir calor. No podía sentir casi nada. La coraza que se extendió sobre mi piel no solo me protegía a mi de los impactos que tus miradas de hastío provocaban en mis trincheras... esa coraza protegía al mundo de mi rabia. De mi impotencia. De mis ganas de incendiarlo todo.
Ojalá hubiera sabido usar ese fuego para calentar lo que dejaste de mi esa noche. Maltrecha y hundida. Teniendo, de nuevo, que recomponerme. Me has trasladado a una época de mi misma que no quiero recordar. Aquella época donde todo lo permitía, donde ofrecía mi espalda de asiento, mi lengua de trapo para limpiar unos zapatos que amenazantes oprimían mi garganta con cuero fino y caro.
Me has recordado a una persona que me juré no volver a ser nunca mas. Has cerrado mis puertas a cal y canto. Ciudad sitiada pero aun no vencida. Me levantaré, cuando todo esto acabe, me miraré al espejo, libre ya de la manta que me protege y me sofoca a partes iguales. Y sonreiré al encontrarme invicta de nuevo.
He sobrevivido a mi. No vas a matarme tu.
Ojalá hubiera sabido usar ese fuego para calentar lo que dejaste de mi esa noche. Maltrecha y hundida. Teniendo, de nuevo, que recomponerme. Me has trasladado a una época de mi misma que no quiero recordar. Aquella época donde todo lo permitía, donde ofrecía mi espalda de asiento, mi lengua de trapo para limpiar unos zapatos que amenazantes oprimían mi garganta con cuero fino y caro.
Me has recordado a una persona que me juré no volver a ser nunca mas. Has cerrado mis puertas a cal y canto. Ciudad sitiada pero aun no vencida. Me levantaré, cuando todo esto acabe, me miraré al espejo, libre ya de la manta que me protege y me sofoca a partes iguales. Y sonreiré al encontrarme invicta de nuevo.
He sobrevivido a mi. No vas a matarme tu.
martes, 11 de junio de 2019
Cual es mi mundo ¿El del sí o el del no?
Leo la pregunta varias veces y pienso que las cosas no son tan fáciles y tan sencillas. No hay un sí o un no en la mayoría de las preguntas que nos hacemos. Estos dos monosílabos pueden explicarse, completarse, pueden llenarse de tonalidades. ¿Cuál es mi mundo... contigo o sin ti?
lunes, 3 de junio de 2019
"La tarde de antes del examen, los buenos estudiantes se van al cine".
A horas de terminar una etapa y comenzar otra nueva, por aquello de que si se cierra una puerta se abre otra, no puedo evitar acordarme de una frase tan curiosa como aquella.
Yo siempre pensé que sabía lo que se sentía al ser una buena estudiante, una buena chica, hacer las cosas bonitas y tener a gusto al resto. Sentir siempre que había algo que podía mejorar un poco mas, que podía quedar redondo.
Pero por lo que se ve, iba de algo totalmente diferente.
Iba de saber, que cuando has hecho todo lo que podías, no es necesario seguir sufriendo por lo que podría haber sido.
Has dado lo mejor de ti, parece decir en mi corazón aquella querida profesora, ahora vete al cine. Ahora vive. Ahora siente. Sin culpas ni remordimientos. Lo importante es poder mirarte al espejo.
A horas de terminar una etapa y comenzar otra nueva, por aquello de que si se cierra una puerta se abre otra, no puedo evitar acordarme de una frase tan curiosa como aquella.
Yo siempre pensé que sabía lo que se sentía al ser una buena estudiante, una buena chica, hacer las cosas bonitas y tener a gusto al resto. Sentir siempre que había algo que podía mejorar un poco mas, que podía quedar redondo.
Pero por lo que se ve, iba de algo totalmente diferente.
Iba de saber, que cuando has hecho todo lo que podías, no es necesario seguir sufriendo por lo que podría haber sido.
Has dado lo mejor de ti, parece decir en mi corazón aquella querida profesora, ahora vete al cine. Ahora vive. Ahora siente. Sin culpas ni remordimientos. Lo importante es poder mirarte al espejo.
Porque convocatorias hay muchas, pero juventud solo hay una.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Cuidarte también es proclamar que no puedes.
No puedo sola. Esto es demasiado complicado. Necesito ayuda. Qué buen día para estar orgullosa de todo el progreso que he hecho. ¿Qué e...
-
Que nunca has sabido el peligro que tengo, que no conoces mis peores momentos y no te das cuenta cuando estoy echandole al asunto agallas qu...