miércoles, 31 de octubre de 2018

¿Cuantos ramos de flores podrías regalar?

Dos personas sentadas frente por frente, en uno de sus lados la calle.
Olor a incienso y velas, música nada en concordancia con el olor o con la impresión de paz que intenta transmitir la decoración del local.
Un miércoles cualquiera de octubre, a las 11:00 de la mañana. Como cualquier otro miércoles mucha gente pasa por delante del escaparate del local cuyos cristales tienen unos murales que solo se ven desde fuera, opacando lo que hay dentro sin quitar luz a los que están en su interior y sin impedir a sus moradores que estén al tanto de todo lo que ocurre en la calle.
Muchas personas pasan por delante del local, como cada miércoles, la diferencia de este miércoles a otro cualquiera es que la mayoría de personas llevan ramos de flores cuya alegría desentona con el cielo gris. (A mi siempre me ha parecido que los grises tienen su encanto también).

Es día 31 de octubre. En el primer mundo nos encanta liar el taco cuando se acaban ciertos meses: 31 de agosto, depresión post-vacacional, 31 de octubre, halloween:  
sí, 
no, 
invento americano, 
fiestas del demonio 
¿porque no hay una procesión de la virgen del Pilar bajando a la orilla del misisipi? 
Día de los difuntos, 
ah no, que es de todos los Santos, 
¿pero los muertos también tenían un día no?;
 día 31 de diciembre, propósitos de año nuevo, voy a perder quince kilos, el gimnasio y me apunto a clases de cocina... Totá

Que aquí estábamos Tania y yo sentadas la una frente a la otra ese 31 de octubre.

- ¿Qué haces esta noche? - me miró detrás de su flequillo rosa recogido en una coleta.
- Pues nada en especial, hubo una época en la que usaba esta fecha como pretexto para ponerme lo mas estrafalario de mi armario y salir a la calle a beber chupitos.
- Hace años que no hago eso.
- Yo tampoco.
- ¿Cuando es que la gente va a los cementerios? - nos pregunta su jefa después de cerrar la puerta.
- Se supone que deberían ir el 2, día de los Difuntos. Sin embargo la gente aprovecha que mañana es fiesta. - contesto.

Nos quedamos calladas observando a la gente pasar.

- Qué triste es que solo les llevemos flores a nuestra gente cuando están muertos.

martes, 16 de octubre de 2018

El maravilloso poder de la queja.

Cuando hablamos de la queja inmediatamente se nos viene al cabeza "aquello que siempre y todos hacemos con continuidad". Todos nos quejamos, porque... cómo no vamos a hacerlo. Hay muchos motivos para quejarse. Infinidad de ellos. Lo que cada vez está mas claro es que las quejas afectan a nuestro cerebro, y pueden condicionar en gran parte la forma en que vivimos nuestra vida.





"Tengo que quejarme porque sino, reviento." 

Es una fantástica frase en todo, excepto en su veracidad. ¿Realmente quejarnos libera tensiones? Ante este punto podríamos recurrir al juego fácil y contestar que, por supuesto, quejarse te ayuda a verbalizar aquello que te está oprimiendo.

Sin embargo, encuentro poca explicación científica al hecho de que, simplemente por poner en palabras aquello que nos está incomodando, o molestando, vamos a dejar de sentir la molestia. sería tan ridículo como intentar hacer admitir a un médico que no lo necesitamos porque, expresando con voz clara dónde se encuentra nuestro dolor éste remite.

En el caso de que quejarte libere tus tensiones, eso no quita para que aumente la tensión del receptor de toda tu energía negativa. Cuando nos quejamos lo hacemos con gente de confianza, gente a la que consideramos nuestra, que se supone, nos quiere y ha de ser capaz de ponerse en nuestro lugar. El ser humano, aunque en ocasiones se empeñe en demostrar lo contrario, no es imbécil, y no buscará un destinatario de sus quejas que sea incapaz de desarrollar la empatia para consigo mismo. Buscamos alguien a nuestro nivel emociona que, aunque no esté sufriendo lo mismo que nosotros creemos sufrir, tenga la inventiva y la iniciativa suficiente para ponerse en nuestro lugar.

Esta persona que nos escucha en nuestra dolorosa queja nos está haciendo un flaco favor si, al terminar, no es capaz de encauzarnos en una dirección diferente al rumbo que ha tomado nuestra mente.

Si eres tú el receptor de las quejas, un ¿Qué vas a hacer para solucionarlo? o... ¿cómo te ayudo? Son frases que pueden provocar un cambio real en la dirección de nuestra conversación con dicha persona quejosa, así que, si vives con el complejo de inodoro apuntatelas y comienza a plantearte si esa es o no tu función vital, o al menos si quieres que lo sea.


"No me puedo quejar". 

Entre mis lecturas este verano se encontraba una muy interesante de un sacerdote llamado Carlos G. Vallés, en la que se abordaba el tema de la queja. En uno de los capítulos hace una exposición brillante sobre este tema. Explica incluso como, cuando a una persona le va irremediablemente bien, y su interlocutor lo sabe y negarlo sería una descarada patraña, con cierta humildad fingida dice "no me puedo quejar". Y esta afirmación la hace con un tono lastimero: "pobre de mi que no puedo quejarme, con lo que me gustaría".

Como si "mi caballo es mas grande que tu caballo" se hubiera trasladado al mundo de la queja, o fuera necesario tener grandes y hermosos motivos para quejarte y así, sentirte mejor contigo mismo. Porque claro, todo esto parte de que para que exista comunicación es necesario un receptor del emisor, descargar energía negativa hacia otra persona y otras formas de fastidiarlo sin querer... algo así como pedir que las nubes que empañan tu fin de semana se marchen al pueblo vecino y llueva allí.



"Es que no me entiendes"

¿Nunca habéis hablado con (o habéis sido)  un adolescente que se encuentra en un momento de histeria y lo único que hace es repetir esa frase? Cuando una persona empieza su perorata de quejas sin tener ninguna intención de proseguir la conversación, y lo cortas, inmediatamente tenderá a culpabilizarte de forma en que tú también te conviertas en un motivo de queja. "He ido a sincerarme contigo y a expresarte mi malestar pero tampoco tú me entiendes, tengo la peor (inserte nombre de la relación en cuestión) del mundo".

Todos estos son ejemplos burdos del daño que nos hacemos y hacemos a los demás cuando nos quejamos, o que nos hacemos a nosotros mismos cuando soportamos quejas injustificadas.
Darle un respiro a nuestro cerebro de vez en cuando y ser consciente de que todo lo que nos rodea quizás no es el problema, sino que el problema lo generamos nosotros puede ser algo muy útil para nosotros mismos.

Quedarse estancado o morir ¿? Ser consciente del cambio y tener miedo o continuar en nuestra zona de confort ¿?

Por último voy a mi preferida "Es que la vida me trata mal" 

Perdona, compañer@, la vida te trata como nos trata a todos, es cierto que encontramos muchos obstáculos en nuestro camino, sí. Pero tú sabrás si todos te los tomas como algo personal, los metes en tu mochila y los vas cargando o simplemente decides dejarlos al margen del camino y continuar, o incluso usarlos como asiento para descansar de vez en cuando, y así que te de tiempo a pensar cómo vas a dar el paso siguiente.

Cuando pensabas que tenías todas las respuestas, la vida te cambia todas las preguntas.Como me dijeron una vez en una playa atestada de gente: "bienvenida la vida adulta". Esta es la vida. Eres libre de hacer con ella lo que quieras. Puedes amargarte, verlo todo como algo que no tiene solución. Agobiarte. Conformarte con menos, hacerte pajas mentales sobre lo que debería ser (solo porque tú lo quieres así) y lo que es.

Pero eso no es ser adulto. Es ser un crío. Sé que en las noches de tormenta a todos nos apetece apretujarnos contra el regazo de nuestras madres y sentirnos protegidos, pero tuvimos bola extra al pasar nuestros primeros 9 meses de existencia y otros tantos de vida en brazos. Ahora toca ponerse en pie, aunque tambaleemos, y empezar a dar pasitos, aunque nos caigamos.





Y sobre todo, comencemos a ser realistas, quizá un gato no pueda convertirse en un león, pero un león no es más que un gato orgulloso de serlo. Y quizás tú no hayas nacido en las condiciones que según tú considerarías mas idóneas para ser feliz, pero estás aquí, estás vivo hoy. Da gracias y empieza a disfrutar. Porque aunque hubieras nacido rico y famoso el tedio de tenerlo todo también te alcanzaría ¿Cuánta gente insatisfecha vaga por el mundo pidiendo un poco mas de algo pese a tenerlo todo?  ¿Quieres ser diferente o sucumbir al maravilloso poder de la queja?

It´s up to you. 
Y es que todo tu ánimo, y toda felicidad depende de ti. 
La vida es lo que hacemos de ella, haz que sea maravillosa. 








lunes, 15 de octubre de 2018

La familia.

 Cuando era niña marta se quejaba de que, al morir el tío de su padre, con el que nunca tuvo buena relación,  con su padre, no con el tío de este (al cual no conoció). Su madre le expuso los motivos por los que tenía que estar apenada. Era una persona de la familia, que había fallecido. Que ademas era tío de su familia mas cercana (su padre). Que debía empatizar con él y entender que estuviera triste. Que había que sentirlo.  Marta no entendía como le obligaban a llorar por la muerte de alguien que no conocía, y mas allá de eso. Le hacían sentir mala persona si se atrevía a decir algo que diera a entender que había existido esa conversación entre su madre y ella.

El padre de Jaime le obligaba,desde niño, a darle besos a su tía. Incluso cuando ella se portaba mal con él, se quejaba de que hacía ruido por querer jugar con sus coches, o afirmaba que "al niño le faltaban dos mareas" cuando se quedaba mirando ensimismado el brillo de las copas de la mesa en Navidad durante la cena. Le molestaba su risa, demasiado estruendosa según ella, y su imaginación que lo llevaba mas de una vez a chocarse con algún mueble que no tenía cabida en sus realidades mágicas. Jaime sabía que su tía no lo quería, ni él la quería a ella. Pero su padre le obligaba religiosamente a darle un beso y a contestar a los vacíos "te quiero" con un "y yo".

Elena notaba que su tío, cuando no estaban sus padres, la miraba raro, se acercaba mucho a su cara y se quejaba si no se sentaba en sus rodillas y le decía que era su preferido. Y cuando una vez fue a quejarse a su madre, ella le dijo que eran imaginaciones suyas, que no fuera maleducada.  Que era de la familia y seguro que hacia esas cosas porque la quería mucho. Que lo estaba malinterpretando todo. Que a la familia hay que quererla.

Como esos  nombres hay muchos, incluso la que escribe tiene algunas historias que piensa dejar en la memoria, pero que me llevan a ser consciente del agobio al que sometemos  a los niños para "quedar bien" con la "familia". Sin darnos cuenta de que la idea medieval de la familia que corresponde a los lazos de sangre quizás esté un poco mal enfocada. Muchas veces, dentro de las personas con las que estamos relacionados consanguineamente hay gente a la que no podemos considerar nuestra familia. Gente mala. Gente que nos hace daño. Incluso queriendo. Me resisto a pensar que eso es familia.

Familia es de quien te acuerdas cuando no puedes dormir. Son las personas que te vienen a la cabeza cuando te pasa algo bueno que te hace feliz y quieres compartir la dicha. Son las personas por las que, cuando las ves por sorpresa, se te acelera el pulso y tu corazón comienza a latir como diciendo ¡eh, ahí está parte de mí! y sabes que se trata del corazón del de enfrente.

Familia es aquella que te ama. A la que amas. Sin exigencias ni miedos, sin rencores ni pasados. Familia es quien está aquí ahora, en este momento de tu vida. Los que se fueron, atrás quedaron, los que no te quisieron ya no importan y los que te hacen sentir mal, déjalos marchar. Porque la familia es la que te cuida cuando tu misma no puedes levantarte de la cama, ya sea porque tu cuerpo no te deja, ya sea porque es tu alma la que pesa. La que mataría por ti. Por las que irías a la cárcel. La familia no te impone un amor que no quieres recibir. Ni te obliga a dar besos o abrazos cuando no te salen.

Y obligar a los niños, a los jóvenes o incluso a los adultos a tratar como familia a extraños a los que no sienten así simplemente porque se encuentran ligados a ellos por un azar de la genetica es mezquino. Y no debería dejarnos dormir con la conciencia tranquila hacer algo así. Porque el amor no se fuerza. El amor no se controla, ni se domina. El amor es. Fluye como lo hace un torrente.


"No se puede frenar un rayo". Ni tampoco obligar a alguien a llamar a nadie papá.


jueves, 11 de octubre de 2018

El tiempo.

La medida de la vida, lo que nos trae a todos de cabeza. La forma de contabilizar nuestros momentos.

Hay algo curioso en él. La gente lo contabiliza de distintas maneras en función de las cosas que esté viviendo o de la forma que quiera vivir. Así pues un litro es 1 litro, 100 centilitros o 1000 mililitros en función de la cantidad que midamos. Como los miligramos de droga. Siempre me ha resultado muy dificil entender porqué un kilogramo de cocaína es tan valioso, nunca he sido capaz de convertir ese kilogramo en dosis. Sin embargo, con los macarrones sé que un kilogramo me permitirá cocinar para 9 personas que coman poco o para 7 gorditos. Pero este es otro tema. 




En el ultimo libro que ha saltado a mis brazos de la biblioteca publica: Los secretos que jamás te contaron, habla de que la medida de tiempo ideal es un día. Hacer mas planes, contabilizar en periodos de tiempo superior a esos lienzos en blanco es una falacia, una autentica perdida de energía. Cuando la gente sufre, los días parecen eras. Sin embargo, el joven verano de los bachilleres pasa volando. 

Hace poco mas de un año me daban una noticia que me partía en dos. Y la única forma de paliar la ansiedad que me corroía el pecho por la incertidumbre de no saber fue bloquear mi futuro. Algún día estaría rota, pero no hoy, porque aun no había pasado. Y solo tenía este momento que estoy respirando, y no pensaba dejar a mi mente ganar. 

Aun cuando el futuro se me antojaba negro, conseguí volver a reír.

Todos medimos el tiempo de forma diferente. Los padres primerizos cuentan el tiempo en semanas de gestación o de vida del infante. Los primeros amores se miden en meses y los matrimonios largos celebran los años. 

Yo hoy estoy de celebración. Conmigo misma. Con él. Con el mundo. Llevo 665 días de celebración.
Hoy hace 15960 horas de aquel momento en el que me atreví a plantarle cara a un gigante que siempre me había dado miedo: abrir el corazón. Decir la verdad delante de alguien que me importaba. 



Realmente fue un atraco a mano armada. Acoso y derribo. 
"Tienes que dejar de hacer lo que se supone que estás haciendo. Porque quiero mas, y es normal que tu no quieras, pero vamos a terminar enredados. Y quiero mas."

Creo que algo así gritaba mi corazón aquel día. No recuerdo lo que salió de mi boca. He hecho memoria a base de contar la historia a medias con el otro protagonista. Y es que las historias de amor no pueden tener un solo narrador. Te pierdes la otra mitad. Te pierdes la otra forma de contar el tiempo, 1 año y 10 meses.... 88 semanas... 

Podríamos rebelarnos, contar el tiempo en cervezas con los amigos. En buenos libros leídos, en canciones escuchadas, en series vistas. En desayunos con tu familia, en cafés en tu hogar. En ramos de flores enviadas cualquier día sin ninguna razón. En "te quieros", en "te echo de menos", en "estoy orgullosa de ti". 

Y al final lo importante no es cuánto hemos dejado atrás, sino qué hacemos con las únicas 24 horas que deberían preocuparnos, las de hoy. ¿Qué forma voy a inventarme hoy para decirte que te quiero? ¿Para que sientas mi abrazo? ¿Para contagiarte mi alegría por estar vivo? ¿Para darte las gracias este día por la vida que me regalas? 

Para que sepas... que solo tú serás tú. 
Y tu mejor versión de ti mismo es la de hoy. 





sábado, 6 de octubre de 2018

La memoria de la Lavanda.

¿Cómo puede una persona sentir tanto por todos los demás? 


"Lola tenía razón. Es mentira que todas las muertes nos duelan por igual. O que todas las vidas valgan lo mismo. Puede sonar horrible pero la verdad suele presentarse atronadora. Igual que es falso que las madres quieran a todos sus hijos por igual, o que olviden el dolor del parto cuando ven la cara del bebé que le a provocado mas desgarros que la propia vida. Otra cosa muy distinta es la hipocresía que pasa de generación en generación. Nos hemos acostumbrado a vivir con una colección
de farsas que asumimos como reglas de oro".

martes, 2 de octubre de 2018

Rutinas.


¿Hasta qué punto estas orgulloso de la tuya? 


¿Quien decide lo que tenemos que hacer? 
No se hasta qué punto uno mismo es dueño de su propia vida, de sus tiempos, de sus silencios. Nos vemos demasiado arrastrados por el ritmo que nos lleva en el que las horas están puestas, en su mayoría, por los demás. 
Cuando eras niño pensabas como un niño y sentías como un niño... y tus tutores marcaban tu ritmo. 
Colegio, almuerzo, estudio, merienda, cena, cama. 
Y vuelta a empezar. 
Cuando eres adulto si alguien organiza tu rutina te aseguro que no te quiere tanto como te quisieron tus primeras agendas, tus padres. 
Ahora todo lo que importa es cuan productivo puedas ser. 
Cuántos beneficios podemos sacar de ti. 
Incluso en tus citas... te das cuenta de que valoras a la gente por las repercusiones positivas que pueden tener sobre ti, y esto no está del todo mal siempre y cuando seamos también generosos con nuestro tiempo. 

¿Si fueras a morir esta noche al entrar en la cama... te gustaría lo que tienes programado para el día de hoy o lo cambiarías? 

lunes, 1 de octubre de 2018

Querer.

Estábamos sudando, por alguna razón el aire acondicionado no funcionaba pese a ser las 21:00 y estar en un sitio donde no llegaba la luz del sol. El profesor de baile decidió hacer el descanso que le permitía acercarse a uno u dos muchachos e intentar conseguir unas risas y algún  coqueteo inocente que le permitiría sacar a bailar a esos alumnos en la pista de arriba, cuando todos estuvieran mirando. No había nada peor que un histrión con aires de protagonista. Me llegaron ecos de una conversación de una pareja que charlaba cerca.

+...intentando no liarla mas veces.
- No sé cuantas veces te he escuchado decir eso.
+ Estoy en una continua batalla contra mi misma. Pero es difícil, soy una ardua contrincante. Me saboteo la mayoría de las veces.
- Me haces reír.
+ En serio, es como el botón de autodestrucción. Todo va bien y pareciera que algo dentro de ti dice... "demasiado bien... toca cagarla".
-  Eres imposible.

El chico se quedó mirando a la chavala fijamente mientras ella se colocaba por segunda vez la hebilla del zapato, estaba claro que se encontraba embelesado por su nariz con pecas y sus largas pestañas, sin embargo ella no parecía notarlo.

Cuanta gente amará a otra en secreto, cuanta gente lo hará sin ser correspondida. Y cuanta gente se corresponderá tímidamente en secreto sin tener el valor nunca para decirse mas de tres palabras. No se necesita mucho mas para declararse a alguien.

En ese momento ella tendió la mano para levantarse del suelo tras martirizar la correa de su sandalia y el la atrajo hacia sí durante unos segundos mas de lo políticamente

  correcto. Se miraron de forma tan intensa que no escucharon las palmadas del profesor que nos
llamaban a volver a mover las caderas. Y pensé que quizás, en ocasiones, para declararse ni siquiera había que abrir la boca.




Cuidarte también es proclamar que no puedes.

 No puedo sola.  Esto es demasiado complicado.  Necesito ayuda.  Qué buen día para estar orgullosa de todo el progreso que he hecho.  ¿Qué e...