jueves, 1 de mayo de 2014

Dos rojas lenguas de fuego 
que a un mismo tronco enlazadas 
se aproximan y, al besarse, 
forman una sola llama. 


Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran 
y armoniosas se abrazan. 



Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan 
con un penacho de plata; 


Dos jirones de vapor
que del lago se levantan 
y, al juntarse allá en el cielo,
forman una nube blanca. 



Dos ideas que al par brotan; 
dos besos que a un tiempo estallan;
dos ecos que se confunden; 
esas son nuestras dos almas. 




Becquer. Rimas XXIV

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