¿Y si de verdad no sirvo para escribir? ¿Y si todo lo que tuve fue una fiebre infantil que me hizo crecer con la idea de triunfar en un mundo que no se me da bien? No sé que estoy haciendo, ni por qué comienzo cosas que no puedo terminar.
Nunca un domingo tan soleado se ha visto tan entristecido por la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario