sábado, 27 de julio de 2013

En estaciones abandonadas de autobuses...

Escuchaba su corazón acelerado en mi oreja.
Muy normal ya que tenía la cabeza enterrada en su pecho.
Estaba acelerado... Sabía lo que había bebido pero... ¿Y si había fumado?

Horas más tarde me lo confesó había dado un par de "calás". No tuve otra que reírme.

Pero en ese momento no, en ese momento era mi niña y lo único que sentía era que la tenía cerca, que me había rodeado con sus brazos y me sentía segura. De repente me hizo mirarla.

- Vamos a bailar. 


La miré y me reí, íbamos tan borrachas que seguramente no llegaríamos a casa, de proponernoslo, por nuestro propio pie. Pero en seguida me puse a reprenderme mentalmente... ¿Cuando había negado yo un baile? Este no será el primero.  Me puse en pie a duras penas, sintiendo en el pecho separarme de su corazón y  le tendí la mano, con el aire más teatral que pude le dije...

- Adelante. 


Y empezamos a bailar. 

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