No sé desde cuando nos hace falta la aprobación de otras personas...
Supongo que tiene que ver con el simple hecho de vivir en sociedad, de ser seres sociales. No podemos vivir solos, por más que queramos. No podemos renunciar a ver, a oír, a sentir a otras personas. No queremos renunciar al olor de otras personas. ¡Cómo si pudiésemos!
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