sábado, 20 de octubre de 2012

Life goes on...

Por fin soy yo de nuevo, ayer, después del primer torneillo llegué a casa, me puse música y lloré, lloré como una niña, como tantas veces he hecho desde que estoy en el instituto. No puedes ir por la vida sin llorar un poco, es bueno, te abre los pulmones... ¡Que tontería! 

Un buen sofocón es como una buena tormenta, necesaria, te hartas de llorar y llorar hasta que se te olvida el motivo por el que estabas llorando y entonces solo sientes. Sientes que el problema no era tan grande, se te despejan las entendederas y lo ves todo con mas claridad. Y afloran tus sentimientos mas escondidos y como una buena tormenta te calmas, te fumas un cigarro y caes en la cuenta de que la vida continua, y el mundo no se va a parar por que tu te pongas a llorar. 

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