miércoles, 26 de septiembre de 2012

No, no me alegraré.

Se me hace duro. Me siento tonta a cada paso que doy. Tanto que me pregunta la gente y no se expresarme:

                                                         - ¿Cómo estás?
                                    - pues mal y bien, por momentos y dependiendo de su sonrisa...
                                                      -¿ em.... pues... me alegro?
                                                          - No, no lo hagas.

Porque todo el mundo piensa que es bonito cuando es una mierda. Últimamente llego a casa sin ganas de comer, ni dormir, sin ganas de ser persona, solo de que suene ese puto despertador para verlo y saber cuantas cagadas le diré, cuántas veces me arrepentiré de no hablarle, cuántas veces deseare pillarlo mirándome, cuántas veces mediré las ganas que tengo de estar pegada a él.

Llegar a tu casa y que tu madre diga... "estas enamorada"  por primera vez en mis catorce-coma-nueve años me ha dado que pensar...

Suena típico pero es mi ultimo pensamiento al dormirme y el primero al despertar, ahora mismo se podría decir que vivo para los segundos que su mirada se deposita en mi, para los minutos en los que me dirige la palabra o para el tiempo en el que intento estar "guapisima" para él. Me gusta señores, mucho.

Tanto que si el se presentara mañana y me dijera al oído, "que buen polvazo te echaba morena" no lo consideraría como una osadía sino como la declaración de amor mas bonita que hayan podido hacerme.                                                Porque saldría de su boca.

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