Hace dos días estaba planteándome comprar un regalo, una agenda, de una marca conocida para el cumpleaños de mi madre. Es una marca agradable y que te incita a querer mas pese a que no soy mucho de eso. Hace dos días vi en una twitter, entre mil tweets de Médicos sin Fronteras uno de esta marca, hablaban de vestidos de fruta en su página web.
Yo no tuve otra que quejarme, a lo gordo. Entre tanta misera e inmigración, tráfico de personas y fraudes, ahí estábamos nosotros. Preocupándonos por la moda. Me indigne, mucho. Pero más aún cuando me destapé a mi misma la idea de que yo iba a colaborar con esa marca que tanto asco decía tenerle.
Y me di cuenta de que el consumismo me tenía atrapado. No era coherente. ¿Se puede ser coherente en todo? Es necesario, sí, pero... ¿cómo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario