jueves, 30 de septiembre de 2021

Cuidarte también es proclamar que no puedes.

 No puedo sola. 

Esto es demasiado complicado. 

Necesito ayuda. 

Qué buen día para estar orgullosa de todo el progreso que he hecho. 


¿Qué es lo que diferencia  a las personas que son capaces de usar estas frases, de las que no lo son? La respuesta fácil podría ser: el orgullo. Pero hay una vocecita que tengo en la cabeza que sabe que las cosas no pueden ser tan simples. 

Aun no he encontrado qué es lo que diferencia a unos de otros. He conocido a grandes templos que no han vacilado a la hora de pedir ayuda. He conocido a personas que son víctimas de ellos mismos, y que por mucha ayuda que pidan nunca son capaces de ayudarse a sí mismo. He conocido a gente que está a favor de que todos tenemos que pedir ayuda, y dejarnos ayudar, pero que no se lo aplican, y distan mucho de querer ayudar a los demás. 

Lo que si tengo claro es que en algo tiene que ver la desesperación. Ese momento agotador en el que sabes que eres mas que suficiente, pero que no quieres hacerlo por ti mismo ni un minuto más, porque eso acabaría contigo. 

Estoy aprendiendo, yo tambien, a  pedir ayuda. A no sentirme menos cuando necesito más, y lo necesito de fuera porque en unanimidad conmigo misma es imposible. Estoy acostumbrándome a gritar "no llego" como una colocadora en un 5:1 cuando el balón está en 5. 

Y quizá porque tengo la suerte de tener una comunidad, una manada, una tribu, un sostén en el que dejarme caer...  soltar las riendas, frenar en seco y dejarme caer, me está sentando de maravilla. 


martes, 21 de septiembre de 2021

No se puede frenar un río.

 Y si es de lava, menos todavía. Asistiendo impasibles al volcán que decidió estallar, como si por ahora no tuviéramos suficiente. La naturaleza siempre reclama su lugar, y aquí seguimos empeñados en no verlo, como los protagonistas de aquella canción de Maldita Nerea. 

Hay cosas que son inevitables, como la erupción de un volcán, la risa de los niños o la muerte. Y es curioso como seguimos sorprendiéndonos, enfadándonos e intentando engañarnos a nosotros mismos. Nos contamos cuentos para dormir tranquilos: me sigue queriendo, mi vida no sería la misma sin esa persona, ahora no es el momento de hacer cambios... 

La naturaleza tiene sus procesos, como nosotras mismas: nuestros ciclos, nuestras lunas, nuestros días de sol incluso cuando el cielo está cubierto de nubes. Pero los sigue. Y aquí, comenzando por mi, a veces se nos olvida, nos pasamos la vida peleando contra lo inevitable, contra el río de lava. Intentando frenarlo en lugar de intentar descubrir las razones que han provocado la erupción. 

Mientras todo esto ocurre deberíamos aprender de la naturaleza, la cual no debería resultarnos ajena por aquello de que estamos compuestos de la misma materia. Y no hablo de polvo de estrellas. 

La erupción de un volcán es inevitable, minimizar los daños podría ser una opción si fuéramos lo suficientemente valientes como para mirar a la verdad de frente. No construyas en la ladera del volcán. No decidas quedarte en lugares donde es inevitable que explotes. Huye de la gente y de las circunstancias que te hagan temblar tanto, que al final pierdas el control. 


Rodéate de aquellas otras islas que, aun teniendo sus volcanes son capaces de estar serenas. 



viernes, 17 de septiembre de 2021

Cuando la oportunidad te la das tú.

Estoy tomando decisiones, muchas. 
Este septiembre ha llegado arrasando con todo. 
Y me he dado cuenta de que ante mi se abre un sinfín de posibilidades. Que todo está al alcance de mi mano, o casi todo.
Y entre ese casi no quería que se quedara esto. 

Volver a poner negro sobre blanco. Sin mas necesidad que la de contar todo lo que está pasando por mi cabeza... Virginia Wolf podría resumir su libro a día de hoy a la siguiente premisa: toda mujer debería tener una habitación propia, y un teclado. 

Me leo a mi misma confinada, sin poder salir de casa, y recuerdo lo que la mujer de ese momento sentía. Espera... ¿mujer? Quizá en ese momento era mas niña de lo que he podido ser en toda mi vida.

Cuando me he descubierto, volviendo a empezar... he sentido mariposas. 

Gracias, de mi para mí. 
Por aguantar la pelea. Por soportar la batalla. Por surfear las olas. Por dejarte llevar incluso con miedo. Por ser honesta. Por darte cuenta de que la mejor persona que puedes ser, eres tú misma. Gracias de mi para mi. Por todo.

Lo mejor está por llegar. Siempre. 


Cuidarte también es proclamar que no puedes.

 No puedo sola.  Esto es demasiado complicado.  Necesito ayuda.  Qué buen día para estar orgullosa de todo el progreso que he hecho.  ¿Qué e...