Me siento un poco cobarde, por haber desconectado del mundo de esta forma en estos últimos días. Me siento un poco atada por la pereza de la voluntad propia. Del tedioso engorro que engloba preocuparse por los demás. Me siento atraida por la idea de no prestar atención mas allá de mi ombligo.
Y a la vez sé que no puedo. Admiro, realmente admiro a las personas egoístas que de corazón no les importa un carajo lo que pase a su alrededor, admiro a los que no sienten nada cuando ven a alguien sufriendo en la calle. Admiro la capacidad de girar la nariz y no mojarte.
Pero es que me puede más el intentarlo, me puede más querer ser el salmón que nada a contra corriente. Me puede mucho mas.
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