Me siento un poco cobarde, por haber desconectado del mundo de esta forma en estos últimos días. Me siento un poco atada por la pereza de la voluntad propia. Del tedioso engorro que engloba preocuparse por los demás. Me siento atraida por la idea de no prestar atención mas allá de mi ombligo.
Y a la vez sé que no puedo. Admiro, realmente admiro a las personas egoístas que de corazón no les importa un carajo lo que pase a su alrededor, admiro a los que no sienten nada cuando ven a alguien sufriendo en la calle. Admiro la capacidad de girar la nariz y no mojarte.
Pero es que me puede más el intentarlo, me puede más querer ser el salmón que nada a contra corriente. Me puede mucho mas.
martes, 30 de junio de 2015
sábado, 27 de junio de 2015
miércoles, 17 de junio de 2015
Deberíamos empezar a mandar a la mierda "la misma historia de siempre" para empezar a construir la nuestra.
Mujer, si ya conoces la historia.
Chica conoce a chico, él es encantador, es un completo caballero. Parece hecho para la chica. Le invita a copas, ella quiere que la saque a bailar, pero se conforma con que menee las caderas a su alrededor. Hablan, achispada por el alcohol alardea de odiar a las personas sin iniciativas, a ver si así consigue que él la saque a bailar de una vez. Quiere irse pero...quien sabe si puede ser él. Finalmente disfruta de su compañía. Tras esa noche, ella está todo el día cerca del teléfono autoconvenciendose a sí misma de que no debe usar el número de teléfono que él le ha dado. ¿Por qué no la llama? Chico no llama. Chica llama. Quedan. La primera cita es preciosa. Chica no para de hablar intentando recordar todos esos trucos, consejos y advertencias que le han dado sus amigas. No sirve para nada, él no vuelve a llamarla. La misma historia de siempre.
Hombre, si ya te sabes el cuento.
Chico conoce a chica, es guapa, le gusta. Se ríe mostrando los dientes ¿será de confiar? El chico la invita a una copa, quiere seguir hablando con ella, quien sabe, quizás sea ella. Él quiere sacarla a bailar pero ella no para de quejarse de las personas que no tienen iniciativa, si es coherente y quisiera bailar, la sacaría ella a él. Ella le da su número, y él le da un toque, al menos esta vez llamará ella. Ella no lo hace, el chico creía que había disfrutado con él. ¿Por qué no pueden llamar ellas? Esta vez no va a volver a llamar, luego se repite la misma historia de siempre y no, si está interesada, que llama.
Finalmente lo hace, pero da igual, ya no hay ilusión, la tía que parecía diferente, feminista, luchadora, la tía que podía haber roto sus esquemas no es más que una copia mas. Indecisa. La misma historia de siempre.
Chica conoce a chico, él es encantador, es un completo caballero. Parece hecho para la chica. Le invita a copas, ella quiere que la saque a bailar, pero se conforma con que menee las caderas a su alrededor. Hablan, achispada por el alcohol alardea de odiar a las personas sin iniciativas, a ver si así consigue que él la saque a bailar de una vez. Quiere irse pero...quien sabe si puede ser él. Finalmente disfruta de su compañía. Tras esa noche, ella está todo el día cerca del teléfono autoconvenciendose a sí misma de que no debe usar el número de teléfono que él le ha dado. ¿Por qué no la llama? Chico no llama. Chica llama. Quedan. La primera cita es preciosa. Chica no para de hablar intentando recordar todos esos trucos, consejos y advertencias que le han dado sus amigas. No sirve para nada, él no vuelve a llamarla. La misma historia de siempre.
Hombre, si ya te sabes el cuento.
Chico conoce a chica, es guapa, le gusta. Se ríe mostrando los dientes ¿será de confiar? El chico la invita a una copa, quiere seguir hablando con ella, quien sabe, quizás sea ella. Él quiere sacarla a bailar pero ella no para de quejarse de las personas que no tienen iniciativa, si es coherente y quisiera bailar, la sacaría ella a él. Ella le da su número, y él le da un toque, al menos esta vez llamará ella. Ella no lo hace, el chico creía que había disfrutado con él. ¿Por qué no pueden llamar ellas? Esta vez no va a volver a llamar, luego se repite la misma historia de siempre y no, si está interesada, que llama.
Finalmente lo hace, pero da igual, ya no hay ilusión, la tía que parecía diferente, feminista, luchadora, la tía que podía haber roto sus esquemas no es más que una copia mas. Indecisa. La misma historia de siempre.
jueves, 11 de junio de 2015
miércoles, 10 de junio de 2015
martes, 9 de junio de 2015
Nervios. Esos que nos suben las pulsaciones son también los que nos mantienen alerta. Los nervios son los que permiten que estemos en tensión y provocan que no haya posibilidad de relajarnos. Nos hacen comernos las uñas, nos hacen no dormir, nos hacen estar irritables, cansados, estresados pero... son los que nos permiten hacer cosas bajo presión, son los que nos dejan superarnos a nosotros mismos, los que engañan al músculo para que fuerce mas asegurandole que no se va a romper.
jueves, 4 de junio de 2015
martes, 2 de junio de 2015
Una visión personal sobre la equidad de género. (Sacado de Upsocl)
"Cuando busco la definición de feminista en el diccionario, éste me señala que es la “Tendencia a aumentar los derechos sociales y políticos de la mujer”, sin embargo, culturalmente, esta característica se le atribuye sólo a las mujeres que luchan por sus derechos de una forma más “escandalosa”, por decirlo de alguna manera. Si un hombre llegara a adoptar el papel de feminista sería visto inmediatamente como un homosexual, o que está luchando por defender los derechos de su mujer interior o algo que de seguro sería ridiculizado.Creo que es necesario reevaluar el concepto, sobre todo en este tiempo de grandes transformaciones, porque la presión social a veces pesa más sobre nosotros que nuestro deseo de hacer las cosas bien o de expresar lo que de verdad pensamos. Es cierto que quien no se atreve a defender sus ideas es un cobarde, pero también hay que dar la oportunidad de que cada persona entienda la importancia de la transparencia por sí mismo, y desde ahí dejar que se desarrolle y logre comunicar eso que guarda. Mi intento aquí es unirme a esa causa y servir de apoyo a quienes todavía no dan el paso.
Uno de los temas que me parece grave y que debe ser tratado cuanto antes, es el concepto que se tiene sobre que el hombre está destinado a la libertad y la mujer al compromiso. Porque si una mujer se acuesta con diez hombres en un mes es una mujer fácil, pero si un hombre se acuesta con veinte es un héroe. Y si en un matrimonio el hombre es infiel es algo comprensible, pero si una mujer llega a cometer el mismo acto es considerado inexplicable. Tenemos ante la misma situación dos visiones radicalmente distintas, y a pesar de que muchas veces nos sentimos orgullosos de nuestra capacidad de discernir lo bueno de lo malo, en estos casos la opinión que impera es la conservadora.
Hoy en día se está muy consciente del menosprecio que se tiene hacia la mujer en términos laborales, gobiernos como el de Colombia han incluido en su legislación ciertas cuotas obligatorias de mujeres para determinados puestos políticos o institucionales. Esto puede ser visto como un avance, pero no deja de ser triste que una ley ordene que se debe considerar al género femenino, en vez de que las mismas personas que eligen a sus trabajadores tengan la apertura mental de poder discriminar con un juicio claro las virtudes de cada postulante.
Lo que digo apunta a una idea central: que el género no debería establecer normas de conductas, asignar colores o actividades a desarrollar; el género debe ser resignificado como aquel medio que nos lleva a descubrirnos como somos y a compartir ese ser con los demás. Pienso que ser parte del género masculino en tiempos de feminismo implica que si la mujer hoy en día es exitosa no es sinónimo de rivalidad, pues no debemos seguir viviendo en una lucha o competencia de géneros, somos iguales profesionalmente hablando, no somos una especie diferente con objetivo de dominación sobre la otra, somos un mismo ser que por motivos de reproducción se hizo de manera diferenciada.
Ahora más que nunca tenemos de nuestra mano la razón y la educación para acabar con esa brecha. El feminismo es la herramienta, el medio para lograrlo, porque quien sigue esa causa no es una mujer dominada por un inconformismo infantil, ni tampoco un hombre con su sexualidad ambigua, sino seres humanos inteligentes y empáticos con grandes anhelos de justicia.
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