Que no te olvides de mi mientras
estoy fuera, anda.
Y disfuta, la fruta,
y la vida. Guapa.
Ana."
La vi escribirlo después de dos vasos rojos que había traído de nueva york de vodka. Mi pequeña Ana. Que obviamente ni era pequeña ni era mía, o quizás un poco, en parte si.
Hoy, mientas ella está metida en un avión para empezar otro año de su nueva vida fuera de España no puedo menos que leer otra vez esta pequeña postal sin poder reprimir alguna que otra lagrimilla y pensando en lo feliz que sería yo allí.
En lo feliz que seré algún día allí. Porque sé que me iré.
Hay tanto mundo por visitar... que casi me asusto de la inmensidad de este planeta. Quiero vivirlo todo.
Suerte pequeña Ana. Te esperamos pronto.
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