Dolorida de frío y muerta de sueño. Así dejo la semana que se está acabando, no hay más.
Con un café ya terminado y unas ojeras que llegan hasta la mitad de la nariz me dispongo a ser feliz. Ha hacer feliz a los demás. Quiero que cada persona que me conozca se lleve algo bueno de mi. Quiero contagiar alegría, buen rollo.
Que la vida da vueltas sin dejarte nada seguro, sin atar ningún cabo. Y si alguna vez te das cuenta de que hay alguno que parece "estar acabado" no lo olvides, no lo encierres porque con el tiempo puede surgir.
Todos tenemos grandes sueños de jóvenes por ejemplo, viajar por todo el mundo, pero somos cobardes, sí, ya lo creo, muy cobardes, nos arrinconamos en nuestra pequeña habitación esperando que alguien llegue y se atreva a cumplir los sueños que nosotros dejamos olvidados. Y así llegamos a adultos, a gente con cuarenta años y ahí nos llevamos tal desilusión... nuestra vida no ha sido como la soñábamos a los quince, quizás mejor, quizás peor, pero nuestros sueños se quedaron obsoletos con la primera llamada de lo que llamamos "estabilidad"
Haceos un favor a vosotros mismos, soñad mucho e intentad cumplirlos todos antes de envejecer, así no envejeceréis nunca.
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