Y de pronto, como suelen suceder todas las cosa buenas, de pronto y sin avisar vuelvo a mi. Vuelvo a embriagarme sin una gota de alcohol, y mi lengua me juega malas pasadas al intentar expresar lo que pasa por mi cabeza cuando me piden explicarme. Y de repente ya están jugando mis manos con tu pelo, y las tuyas recorriendo mi espalda. Y ya no. Y ahora de nuevo sí.
De repente todo eso de "que la inspiración te coja trabajando" no es mas que la suerte que se inventaron los cobardes como excusa para explicar un fracaso. Porque las cosas se llevan dentro o no salen. Porque la vida o se lleva dentro o no aguanta. Porque todo se escapa, desde las ideas hasta los suspiros.
Mas moscas se cazan con una gota de miel que con cien barriles de vinagre.
Porque al fin y al cabo, todo es así, todo se justifica en eso. Todo consiste en las ganas que tenga tu corazón de volver a ti, o en las que tu le provoques...
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